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El Hijo De Esther

Voto por no jugar

Espero que no se juegue. Estoy harto. No quiero que se dispute el Barcelona-Real Madrid. Me dan igual los buenistas cantos al diálogo y las llamadas a la tranquilidad. Me importa un pepino que me acusen de tal o cual cosa. No quiero que se juegue porque estoy hasta el moño de la murga independentista que lo emponzoña todo y lo politiza sin sentido. Así que espero que en la primera parada del autobús del Real Madrid a causa del algún tipo de manifestación en el trayecto al Nou Camp, el conductor reciba la orden de dar la vuelta y dirigirse directamente al aeropuerto o a la estación de tren para volver a Madrid y dejar a todos los que meten la política en el fútbol de manera torticera con las ganas de montar un gran espectáculo de imágenes y pirotecnia que dé la vuelta al mundo. Que lo único que vean es cómo el autobús del Real Madrid se aleja.

Dicho esto, si se juega se hará bajo una presión enorme de la que no serán ajenos los futbolistas y que, evidentemente, influirá en el partido. ¿Qué quiere decir esto? Muy fácil, gane quien gane, el resultado no será real, pues estará enormemente influenciado por la presión ambiental. Esa presión ambiental sería aceptable si fuera futbolística, pero no es así, es política, es sucia y rastrera. No es una presión de sonrisas como nos quieren hacer creer. Es una presión de piedras, insultos, adoquines y batallas campales (como ya vimos por televisión no hace mucho tiempo), cuyo único objetivo es cambiar por la fuerza la realidad política y democrática española, pues no lo pueden hacer por la vía democrática estipulada hace ya más de 40 años y conocida por todos.

Ante esta presión solo queda decir que si no se juega habrá que pensar en algún lugar para hacerlo. Yo abogo por el democrático Qatar de Xavi o el Manchester del "meacolonia" Guardiola, principalmente para que no digan los culés que deberían haber jugado en casa y no se lo permitieron. Pero si se juega, desde ahora declaro que esta Liga no será real, pues hay un partido que se habrá jugado sin las mínimas condiciones de limpieza y libertad para los jugadores, evidentemente los del Real Madrid, que son los que se sentirán amenazados de una manera u otra antes, durante e incluso después del partido.

En resumen, si no se juega, la cosa no queda bien y si se juega, la cosa se hará mal. Está claro que lo mejor es no jugar y pensar una forma de que esto no vuelva a suceder. No descarto ninguna medida, por descabellada que parezca, pues más descabellado que lo que está ocurriendo pocas cosas se pueden imaginar. La realidad está superando a la ficción. Miré los muros de la patria mía?

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