El VAR intervino en dos acciones muy similares. Para anularle un gol al Sporting, al determinar que Djuka se ayudó del brazo para controlar el balón antes de rematar. Y después otro al Numancia, por entender que le pegó en la mano a un jugador soriano antes de que el balón se colase en la portería de Mariño. En ambos casos hubo protesta, al entender en el Sporting que a Djuka le pegó en el hombro. Y en el Numancia que no le llegó a dar en la mano a su jugador. La nueva norma determinar que cualquier mano en ataque, aunque sea involuntaria, debe señalarse. Al Sporting ese gol anulado le quitó el subidón moral de empatar poco después de encajar. Y volvió a perjudicarle que el árbitro, en una acción muy ajustada, se decantase de nuevo en su contra tras revisar la jugada.
Sin premio