Como en "El día de la marmota", la genial película de Harold Ramis protagonizada por Bill Murray, el Real Avilés parece haberse quedado atrapado en el tiempo. Y es que todos los partidos de los blanquiazules parecen el mismo: poco fútbol, inconsistencia defensiva y una total incapacidad para gestionar las rentas a su favor. Ayer, ante el Condal, ni adelantándose en dos ocasiones los realavilesinos consiguieron los tres puntos, en un encuentro en el que Natalio y Cayarga fueron de lo poco salvable en el cándido bando local que jugó la primera parte con una camiseta nueva y la segunda con la que llevan empleando toda la temporada, de la marca Sacer propiedad del exentrenador César Gálvez. Fuentes del club afirman que el uso de la primera zamarra "fue por error".

Contagiado por la meteorología, el encuentro comenzó frío y falto de ocasiones. Un remate de Juanma en un córner que se fue alto por poco y un cabezazo de Natalio, que rozó el poste, fueron las únicas oportunidades destacables de la primera parte.

Tras el descanso, el encuentro cogió ritmo. A los 55 minutos, Cayarga, uno de los más destacados del Real Avilés en su vuelta al equipo tras más de dos meses lesionado, falló un mano a mano que pudo haber resulto con un pase a Natalio para que marcase a placer.

Fue precisamente el delantero valenciano, que ayer debutaba con la camiseta blanquiazul, quien tres minutos después dejó un balón en boca de gol para que Liñares abriese el marcador.

El gol espoleó a los avilesinos, que parecían querer ir a por el segundo tanto. Pero como no hay final feliz posible en el Suárez Puerta, sólo ocho minutos después, en el minuto 65, Javi Álvarez sorprendía con un disparo lejano a Nahum, que no estuvo afortunado en el despeje. Tras el tanto visitante, el partido se convirtió en un correcalles y el Avilés supo aprovecharlo a la perfección. Un sutil toque de Cayarga en un balón largo a la espalda de los centrales noreñenses dejó a Natalio mano a mano con Oleg. El atacante valenciano mostró su sangre fría y calidad para adelantar nuevamente a los blanquiazules.

Todavía faltaban 20 minutos para el final y al Avilés se le hizo largo el encuentro. Los de Vigil no supieron manejar los tempos del partido y renunciaron al balón. En el minuto 82, en plena defensa numantina, Pandiani derribaba a un rival dentro del área, en un penalti tan claro como evitable, que Rueda transformó a la perfección para hacer el definitivo 2-2.