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"Llevo tres años en el K-4 y ahora tengo que jugármela en el K-1 200"

"No tengo que promover ser el abanderado del equipo en Tokio; si al final lo soy, genial, y si no, felicitar y apoyar a quien le toque"

Saúl Craviotto, en un acto en Gijón. ÁNGEL GONZÁLEZ

El piragüista ilerdense, afincado en Asturias, Saúl Craviotto, ganador de cuatro medallas olímpicas, no está de acuerdo con el proceso establecido para designar a los participantes en los Juegos de Tokio 2020, porque le ha obligado a modificar su preparación del K-4 500 y "jugársela" en un K-1 200, aunque considera que tendrá tiempo de lograr su plaza porque se siente "en un estado de forma muy, muy bueno". Craviotto dijo a Efe que este sistema selectivo le causa un desgaste "sobre todo mental", al contrario que la posibilidad de ocupar el codiciado puesto de abanderado del equipo español en Tokio, dado que esta decisión no depende de él. "No tengo que promoverlo ni decir nada más que lo que realmente siento, que es que me hace ilusión ser abanderado y sería lo más maravilloso".

- Se encuentra inmerso en el proceso de selección para los Juegos de Tokio, con seis aspirantes a las plazas del K-4 que se decidirán en sucesivos controles individuales y en competición. ¿Supone este sistema un mayor desgaste para usted?

-Sobre todo mental. El embudo se va cerrando cada vez más y nos han puesto unos procesos de selección bastante exigentes, ahora ya, a mediados de marzo. En cuanto los pasemos podremos trabajar tranquilamente hasta Tokio, con mucha ilusión y muchas ganas, y creo que allí lo podremos hacer muy bien, porque tenemos un gran equipo.

- Cuando acabe el proceso selectivo, ¿el resultado será el más justo para los deportistas?

-No lo sé. Yo, quizá, lo habría hecho diferente. Pero al final hay muchas cabezas pensantes en el mundo federativo y si han decidido que esta es la mejor manera, pues nada, no nos queda otra que agachar la cabeza y trabajar, que es lo que he hecho siempre, y demostrar en el agua lo que he conseguido. Pero lo habría hecho diferente.

- ¿En qué sentido?

-En el de priorizar unas cosas en lugar de otras. Yo llevo tres años inmerso en el proyecto del K-4 500 y ahora voy a tener que jugármela en un K-1 200, cuando llevo tres años sin remar un K-1 200. He tenido que modificar un poco toda la preparación. Creo que me va a dar tiempo y estoy en un estado de forma muy, muy bueno. Yo lo hubiese hecho diferente, pero no significa que sea mejor o peor. Cada uno toma las decisiones que toma y esperemos salvar la situación porque queda poco tiempo.

- Su entrenador, Miguel García, le describe como un deportista muy cuadriculado, poco amigo de cambios.

-Sí, soy bastante cuadriculado. La verdad es que me gusta tener las cosas bajo control, no salirme mucho del guion. Si tengo un objetivo claro, yo sé lo que tengo que hacer y cómo planificarme para lograrlo y alcanzar un resultado. Si hay variables o piedras por el camino, la verdad es que me trastoca bastante los planes. Supongo que como a cualquier persona.

- Con el oro en Pekín 2008 se metió en una rueda de medallas que continuó con una plata en Londres 2012 y dos medallas más en Río 2016. ¿Qué pasará en Tokio?

-De momento sigo en esta rueda y estoy bien. Las lesiones me respetan, me encuentro físicamente bien, además de motivado, con ilusión y soñando a lo grande.

- ¿Está muy pendiente de que termine de concretarse su posible elección como abanderado de la delegación española?

-Llega un momento en que no puedo estar preocupado por tantísimas cosas. Es algo que se escapa a mi decisión. Yo soy deportista y no tengo ni que promoverlo ni decir nada más que lo que siento, que es que me hace ilusión ser abanderado y sería lo más maravilloso. Si al final soy yo, pues genial, y si no lo soy por el motivo que sea, pues felicitar y apoyar a quien le toque.

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