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El OCB se muere de miedo

El Liberbank Oviedo se complica la salvación tras la derrota ante el Lleida, agravada por la pérdida del basket-average con un triple en la última jugada

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El Liberbank Oviedo pierde 65-72 ante el Força Lleida

El Liberbank Oviedo Baloncesto demostró con la derrota de ayer (65-72) ante el Força Lleida que lo que le está faltando esta temporada es personalidad en los momentos importantes. El equipo azul ha desperdiciado todas las oportunidades que ha tenido durante la competición para mejorar su situación, para vivir con algo más de tranquilidad y optimismo los siguientes duelos. Los carbayones son tan fiables para resucitar cuando parece todo perdido como para suicidarse cuando se empiezan a ver algunos rayos de esperanza. La derrota de ayer fue especialmente dura por dos razones: por el triple final desde el centro del campo y a tablero de Feliu, por el que el Oviedo pierde el basket-average con el Lleida, y por la lesión de Oliver Arteaga, que se retiró del campo con un pinchazo en el gemelo y podría causar baja durante varias jornadas.

El partido de ayer ya se había visto esta temporada en Pumarín en las derrotas ante Canoe (62-78), Huesca (74-84) o Almansa (70-72). Un OCB que quiere, pero que no puede, que se frustra ante los errores, que empieza a ensimismarse y termina dejando escapar el partido de una manera inexplicable. Y eso que ayer los de Javi Rodríguez salieron bien a la pista, con un plan, intentando castigar con la velocidad de sus dos cuatros, Nuutinen y Jakstas, y guardándose a sus interiores para más adelante, aunque quizá Javi Rodríguez espero demasiado para darles entrada.

El caso es que tras algo más de seis minutos de juego, Gustavo Aranzana, entrenador del Lleida, paró el partido tras una canasta de Jakstas que daba siete puntos de ventaja (14-7) a los locales. A partir de ahí todo empezó a cambiar, el Lleida empezó a encontrar con facilidad a sus interiores, que anotaban con comodidad, y al segundo cuarto se llegó ya con ventaja visitante (14-17). El segundo cuarto siguió por el mismo camino hasta que entraron a pista Oliver Arteaga y Víctor Pérez. Los dos veteranos supieron darle otro aire al partido, meter al público, se atrevieron a hacer cosas en ataque y así fueron cambiando el panorama del choque, casi más en lo emocional que en lo puramente numérico. Al descanso se llegó con todo por decidirse (27-30).

Pero la salida de vestuarios lo estropeó todo. Entre un Feliu en estado de gracia y un Oviedo inoperante, que llegaba tarde a todo en defensa y no atinaba a nada en ataque, en menos de cinco minutos los catalanes se pusieron trece arriba (29-42). Reaccionó Geks con un nuevo triple, pero fue un hecho aislado. La ventaja crecía y crecía y se fue hasta los 21 puntos a 2.40 de terminar el cuarto (31-52). A partir de ahí, Llorente, errático toda la tarde, decidió ir a la heroica y liderar la reacción. Un dos más uno suyo, otro triple de Geks y una canasta de Nuutinen dieron algo de vida a los azules para el último cuarto (39-57).

Y ahí si que fueron a la desesperada los locales y ahí sí que Llorente se puso las pilas para intentar conducir a los suyos a una remontada épica. Una canasta del base madrileño a 2.17 del final les puso a tres puntos (60-63), respondió Lleida con un triple, y Llorente con otro (63-66) cuando quedaba 1.37 de juego. Pero un rebote ofensivo que se le escapó a Nuutinen y el espectacular último triple de Feliu cuando Reyes debía haber encestado antes bajo el tablero dieron a Lleida una victoria que vale doble.

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