En su habitación, Lucía Martiño guarda en un espacio privilegiado sus logros importantes en el surf, un deporte que conoció casi por casualidad cuando tenía 10 años, pero en el que ahora triunfa. Allí tiene su último hito, la conquista de la Liga Iberdrola hace un par de meses, lo que le permitió recibir de LA NUEVA ESPAÑA la distinción de "Asturiana del mes" de diciembre, y que recogió ayer en la sede del periódico de Gijón junto a su madre, Águeda de la Arena, que le acompaña en su día a día y también en las competiciones. "Todos los reconocimientos que tienen más significado los tengo muy cerca, y este tendrá su sitio también; me hace mucha ilusión recibirlo", reconoció la surfista gijonesa.
Lucía Martiño de la Arena (Gijón, 1994) descubrió en el verano de 2004 el surf en la playa España, en unas vacaciones familiares, y su madre le pidió a unos jóvenes de Cantabria que le dieran unas clases de iniciación. Ahí empezó su idilio con este deporte, que le llevó en 2019 a conseguir el título nacional. "Es una persona disciplinada, tenaz e inteligente. Es bonito contar su historia, porque es un sueño hecho realidad, casi como un cuento", explicó Ángeles Rivero, subdirectora general de LA NUEVA ESPAÑA. "Lucía ha tenido el hándicap de abrirse camino en un deporte minoritario. Pero con sus éxitos le da visibilidad a esta práctica, que cada vez va teniendo más adeptos, y que también tiene mucho reclamo a nivel turístico", subrayó.
Pionera en Asturias, Martiño confía en que esta distinción sirva para dar un impulso al surf en esta región y que permita que haya un relevo generacional. "El surf puede crecer muchísimo en Asturias, aún queda mucho por explotar", comentó la deportista gijonesa.
Ángeles Rivero entregó a Lucía Martiño la estela creada por el artista José Legazpi, que le acredita como "Asturiana del mes"; también recibió, de manos del director de LA NUEVA ESPAÑA, Gonzalo Martínez Peón, una caricatura del dibujante Pablo García; mientras que el delegado del periódico en Gijón, Eloy Méndez, le entregó una primera página del periódico elaborada expresamente para la premiada.
Recién llegada de Tenerife, Lucía Martiño disfruta de unos días de descanso en Asturias, antes de iniciar sus nuevos retos competitivos, que le llevarán a pasar por Australia, Barbados, Senegal y Portugal y, en la región, por Tapia de Casariego. Y en la meta más lejana se encuentra el próximo verano, con un deseo. "Va a estar difícil, pero tengo el sueño de disputar los Juegos Olímpicos. Pelearé por ello", reconoció. Para conseguirlo tiene que ser primero preseleccionada para el Mundial, y ahí conseguir una de las cuatro plazas que quedan libres entre las surfistas europeas. Un reto complicado, pero que Lucía, sin presionarse en exceso, peleará para seguir disfrutando sobre la tabla como aquellos primeros días en la playa España de Villaviciosa y la de Vega en Ribadesella, o los más actuales por todas las costas del mundo.
En el colegio primero hacía atletismo con sus compañeros. Su madre, Águeda de la Arena, incluso la apuntó a kárate, disciplina en la que llegó a ser cinturón marrón. "Tú te vas a saber defender de cualquiera", le dijo. También probó en la natación y el esquí, pero nada le convenció tanto como el surf. "Es algo que te engancha o lo detestas", explica la deportista gijonesa.
Fue un regalo de Reyes la primera tabla de surf que recibió, y que no pudo estrenar hasta seis meses después en verano. Y no hubo ya vuelta atrás. A Martiño le cautivó. "Siempre teníamos la casa llena de arena cuando venía de entrenar", recuerda su madre, que ahora es la encargada de grabar los entrenamientos, para que después pueda analizarlos con su entrenador.
