Toni Kroos tiene una virtud propia de los jugadores más aseados: todo el mundo le echa de menos cuando no está. Su suplencia en el decisivo encuentro ante el City privó al Madrid del control que suele dotar a cada posesión blanca. Zidane no resolvió de forma clara por qué había prescindido del germano, pero parece que su ausencia no se prolongará más: Kroos es el arma del técnico para la dura batalla del centro del campo que le planteará el Barça.

La llegada de Setién ha llevado al Barcelona a perseguir un estilo irrenunciable. Trata el cántabro de darle una personalidad. Pero, como efecto directo de esta apuesta, el juego también es más previsible. La fuerza del Barça de Setién reside en el centro del campo. Justo donde Zidane planea darle una vuelta de tuerca a su equipo.

Lo hará con la inclusión de Kroos, descansado tras no sudar en la Champions. A partir de ahí, del germano como vértice, Zidane debe optar por uno de los diversos caminos que se le abren.

Casemiro parece fijo como soporte del equipo, el más genuino representante del equilibrio que el Madrid echa tantas veces en falta. También tiene sitio Modric, a pesar de que se su mejor versión se haya ido apagando desde el Mundial que le encumbró. Puede Zidane optar por lanzarle un guiño al balón con otro centrocampista, parece la opción más cercana. Isco ofrece talento y Valverde una pizca de cada cosa. La alternativa, plantar dos extremos con Benzema y ofrecerle al Barça un duelo de ida y vuelta, un vuelo sin escalas. Sería el guion en el que podría encajar Bale, ante la oportunidad de su enésimo renacimiento futbolístico. Demasiado arriesgada esta propuesta, parece, en un momento de dudas.

Existe una tercera vía, la de sobrecargar en centro del campo con cinco centrocampistas, dejando a Benzema como única referencia en el área. Fue la apuesta en la Supercopa. Con Jovic como nueve.

Mientras el Madrid levanta las trincheras, el Barcelona se aproxima al Clásico con más tranquilidad. Al menos aparentemente. Los resultados de la última semana han refrendado el trabajo de Setién más que las sensaciones: el equipo sigue pareciendo redundante en demasiadas fases de los partidos.

Setién no renunciará a su fórmula en el Bernabeu. Con Piqué recuperado, el cántabro, como Zidane, sopesa opciones para el centro del campo. Ahí es donde se disputará la batalla clave. La medular tiene la clave. Zidane y Setién meditan sus movimientos.