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Rivalidad de calidad

El sano abrazo entre Cañedo y Samuel

La lesión de Bertín. M. LÓPEZ

Emilio Cañedo y Samuel Baños, hombres de la casa en sus respectivos clubes, dieron un sano ejemplo de rivalidad bien entendida. También lo hicieron en la primera vuelta. El técnico del Vetusta ya sacó pecho de asturianía en la previa del encuentro. Ayer, ambos banquillos sufrieron y festejaron (al final solo el del Vetusta) en un duelo que además de ser de rivalidad enfrentaba a dos conjuntos que navegan en la misma zona de la tabla. Cuando el árbitro pitó el final, los dos técnicos se fundieron en un abrazo y se desearon suerte. Un gesto que debería ser normal, pero que puede verse como extraño en el panorama futbolero de una región tendente al cainismo. Baños, educado, admitió la derrota y no puso excusas tras el partido. Cañedo, sonrisa de oreja a oreja, disfrutaba del momento.

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