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El piragüismo, palas arriba

El cierre de las instalaciones de Trasona obliga a parar a los integrantes del K-4, con la incertidumbre sobre Tokio 2020

Por la izquierda, Miguel García, Saúl Craviotto, Juan Oriyés, Rodrigo Germade, Daniel Abad, Marcos Abad, Adrián González, Marcus Cooper y Enrique Adán. R. Solís

El piragüismo era uno de los pocos deportes que mantenía su actividad en España con cierta normalidad. Hasta hoy. Los centros de elite, entre ellos Trasona, cierran sus puertas hasta nueva orden. La medida afecta de lleno al barco estrella español de cara a los Juegos Olímpicos de Tokio, el K-4 capitaneado por el entrenador asturiano Miguel García. Desde mediodía de hoy, Saúl Craviotto y sus compañeros colgarán las palas, con la esperanza de que el parón sea lo más corto posible y, sobre todo, que la crisis sanitaria global no acabe con su sueño olímpico.

De momento, ya se ha cancelado el primer control selectivo para configurar el K-4 en Tokio, que se había programado en Trasona para los días 19 y 20. Se había dispuesto un acceso muy restringido a las instalaciones: los seis aspirantes (Craviotto, Marcus Cooper, Rodrigo Germade, Carlos Arévalo, Cristian Toro y Carlos Garrote), dos entrenadores y los árbitros. "Podríamos hacerlo si no fuese porque está cerrada la torre y no se pueden controlar los tiempos", explica Miguel García.

La Dirección General de Deporte decretó ayer la suspensión de la actividad en las instalaciones dependientes de ella, entre las que se encuentra Trasona, lo que supone el cierre del Centro de Tecnificación. Los palistas juniors becados, algunos de fuera de Asturias, abandonarán hoy la residencia, y el grupo de trabajo de Miguel García realizará el último entrenamiento. Además de los integrantes del K-4, la medida afecta a los jóvenes Juan Oriyés, Enrique Adán y los hermanos Daniel y Marcos Abad, sin saber el alcance.

García señaló que hasta ayer los entrenamientos se desarrollaron con normalidad, ya que además sus palistas tenían la motivación de preparar el control selectivo en el que empezarán a jugarse las plazas en el K-4 para Tokio. "Con todo lo que nos hicieron sufrir para clasificarnos para los Juegos, la motivación estaba por las nubes", añade el técnico.

Una vez que la Federación Española ha cancelado todas las competiciones hasta el primer fin de semana de abril, los palistas españoles de elite están pendientes del calendario de la Federación Internacional, con citas importantes a partir de mayo. Miguel García cree que se suprimirán los preolímpicos continentales y que accederán directamente a los Juegos los deportistas mejor clasificados de cada continente en el Mundial del año pasado.

"El Comité Olímpico Internacional mantiene que los Juegos de Tokio se disputarán en las fechas previstas", recalca García, es decir, del 24 de julio al 9 de agosto. Pero el luanquín ya baraja otras opciones, como el retraso hasta finales de año o incluso al verano de 2021, y le parece menos probable que se trasladen a 2022, ya que coincidirían con los de Invierno.

"Sería un palo duro, y más a mi edad", tercia Saúl Craviotto, que aspira a ampliar su colección de cuatro medallas olímpicas. Para el catalán afincado en Gijón, Tokio tiene la motivación extra de ejercer como abanderado: "Sería como ponerme un caramelo en la boca y después quitármelo". Craviotto dice que "si me cuido puedo alargar mi estado de forma uno o dos años más, pero moralmente es difícil".

De todas formas, a sus 35 años Craviotto tiene la madurez suficiente para enviar un mensaje cívico: "El piragüismo es mi vida, pero la salud es lo más importante. Así que hay que quitarle hierro, dar ejemplo, seguir las indicaciones y quedarse en casa para solucionar esto lo antes posible". Además, en su caso la reclusión no supondría la inactividad total: "Seguiré entrenando porque en casa tengo un ergómetro, gimnasio, aparatos...".

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