La pausa competitiva se mantiene sin fecha de regreso, como sucede en toda la sociedad en realidad, y los futbolistas tratan de aderezar su rutina con sesiones de entrenamiento personalizada. En el caso del Oviedo, es Alberto Martínez, preparador físico, el que da unas pautas que todos deben cumplir. Una situación incómoda, pero para nada un drama. Marco Sangalli, uno de esos futbolistas que viven fuera de la burbuja que envuelve al jugador profesional, habla con franqueza de la situación creada tras estallar la crisis del coronavirus: "Vivimos la situación con incertidumbre, pero lo llevamos lo mejor posible. Hay personas bastante más preocupadas que nosotros porque pueden perder su trabajo".

El teletrabajo se traduce en el caso de los futbolistas en ejercicios a reproducir en los salones o habitaciones de sus hogares. El resto de la jornada, tiempo libre con una misión: cuidarse al máximo para que el regreso a la rutina, cuando toque, no cueste más de lo normal. "Intentamos cuidarnos y estar lo mejor posible, pensando que en algún momento se volverá a jugar a fútbol. En mi caso, he tenido la suerte de estar con un amigo de San Sebastián que trabaja aquí y estamos viviendo en mi casa. Hacemos deporte, vemos películas, vamos a hacer la compra? Pasamos el día charlando y jugando a las cartas", cuenta Sangalli.

El Oviedo se encarga de darle facilidades a los futbolistas para sobrellevar la situación: "El club nos ha podido facilitar material deportivo y estamos agradecidos. Nos preocupa la situación. Esta mañana-por ayer-, leí que el alcalde de Madrid decía que no sabía cuándo iba a terminar, pero que dependía de nosotros".