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Exentrenador del Oviedo y actual técnico del Chengdu Better City chino

Carlos Granero: "Al ciudadano español le ha faltado información sobre el coronavirus"

"Parece que las decisiones se toman a remolque, por detrás del virus; en China fue distinto: cuando surgió la crisis se cerró el país"

Granero, con el Oviedo. LUIS MURIAS

José Carlos Granero (Chella, Valencia, 1963) va algunos pasos por delante. El que fuera entrenador del Real Oviedo entre 2012 y 2014 trabaja en China desde hace un par de años. Dirige al Chengdu Better City (con el que ascendió hace algunos meses a la Segunda División del país) y desde allí ha sido testigo de la evolución de una pandemia, el coronavirus, con el que, defiende, China ha actuado con contundencia.

El valenciano habla con LA NUEVA ESPAÑA a través de la aplicación WeChat para relatar su experiencia y advertir del periodo decisivo que afronta España para detener el virus. Lo hace con la preocupación lógica de quien tiene a su familia a miles de kilómetros de distancia. El entrenador no es tan optimista con la gestión de la pandemia en España.

- ¿Cómo vivió la irrupción del coronavirus en China?

-La crisis aparece a finales de diciembre, pero es enero, con las vacaciones de año nuevo, cuando se toman las primeras decisiones. Y se hace de una forma contundente, radical: China cierra el país, literalmente. Se aísla Hubei, donde está Wuhan, el principal foco de infectados, y se toman medidas en todo el país. Se prohíbe salir a la calle: solo puede hacerlo una persona de cada familia a comprar alimentos. Todo está cerrado, todo tipo de negocio, salvo los de primera necesidad y las farmacias. Se va a por el coronavirus de forma frontal, no de forma gradual: no se aconseja, se entra de lleno. Todos en casa y a esperar.

- Y las órdenes calan en los ciudadanos.

-La gente aquí es obediente y muy disciplinada. Nadie discute la decisión de estar en casa. Le pongo un ejemplo, cuando se prohibió la salida a las calles, había policía para comprobar que la norma se cumplía, pero incluso los propios vecinos se organizan para ver que nadie se salta la cuarentena. Es España es diferente, siempre debatimos y le damos la vuelta a todo.

- ¿Dónde le coge la crisis?

-A muchos equipos les sorprende fuera del país. Por ejemplo, el Dalian Yifang, de Rafa Benítez, estaba en España. Como otro par de equipos. A algunos les coge fuera del país y a otros se les permite salir de China porque se cierran los centros deportivos y se prohíbe entrenar. A nosotros nos permitieron volar a Bangkok (Tailandia), y allí estuvimos todo febrero entrenándonos. Pudimos reunir a todos salvo un futbolista, Yang Chen, que quedó atrapado en Wuhan cuando se cerró. Sigue confinando en Wuhan. El club ha solicitado que le dejen salir, pero las autoridades aún no han dado el consentimiento.

- Una vez que parece superado el peor momento, ¿siguen tomando medidas?

-Todas las posibles. Y nadie lo cuestiona. Nos tomamos la temperatura antes de cada desayuno, comida y cena. Tres veces al día como mínimo. Hay gel en todos los lugares. No solo comedor. Después de regresar de Tailandia nos ubicamos en Kunming, en la provincia de Yunnan, al sur de China. Volvimos el 25 de febrero. La situación tiende a la normalidad, pero se mantiene la prevención. Estamos siempre con la mascarilla salvo cuando estamos entrenando. Hay varios equipos en la misma ciudad deportiva pero no nos podemos juntar. Cuando uno usa el gimnasio, a continuación lo desinfectan. Ahora ya se pueden jugar incluso amistosos y, aunque no es oficial, a finales de abril podría comenzarse la Liga.

- ¿Y fuera del fútbol?

-Sigue la misma línea, de tender a la normalidad, aunque con todas las precauciones del mundo. Por ejemplo, desde la semana pasada están abiertos los restaurantes, pero la gente sigue manteniendo la distancia. Sí que hay medidas más duras con la inmigración. Todos los que vienen de España tienen que pasar la cuarentena de 14 días por sistema.

- ¿Cómo ve la situación actual en España?

-Estoy tranquilo porque estoy en contacto con amigos y familiares, no tenemos afectados por el coronavirus, pero también sorprendido por cómo se ha gestionado el problema, tras vivir la experiencia en China. Al ciudadano español le ha faltado mucha información sobre el coronavirus. También al gobierno y los políticos. No se ha afrontado con la diligencia y la disciplina requerida por una crisis así. Las últimas decisiones son acertadas pero se tenían que haber tomado hace tiempo. Da la sensación de que se toman a remolque. Nunca anticipándose. Siempre vamos por detrás del virus. Aquí fue distinto. En cuanto a apareció la crisis en Wuhan, el gobierno cerró el país. Hubo medidas extraordinarias desde el primer momento. En España, no.

- ¿Falta de celeridad?

-La toma de decisiones ha sido muy lenta. Se ha perdido un tiempo valioso. Se ha dudado demasiado. Ahora se toman medidas correctas, aunque parezcan impopulares. La gente lo entenderá a medio plazo porque son necesarias. Aplaudo esa toma de decisiones. Incluso creo que se tomarán decisiones más contundentes y radicales. También es cierto que nuestra forma de ser no tiene que ver con la del ciudadano chino.

- ¿En qué sentido?

-El chino es muy disciplinado, siempre acata esas decisiones. Nosotros todo lo debatimos y lo ponemos en duda. Hay que apelar a la responsabilidad colectiva y escuchar a los profesionales de la sanidad. Y dotarles de todos los medios necesarios porque son los que están en la trinchera, lo que salvan vidas y los que nos van a sacar de la crisis, y hay que facilitarles su labor.

- ¿Cómo se afronta una situación así?

-Hay que ser disciplinados, como los chinos, es la única forma de superar la crisis. En España somos reacios a obedecer, pero hay que respetar las normas. Y tener paciencia, reinventarnos. Es difícil que la gente lo entienda, pero es necesario que comprenda que estamos ante una situación muy complicada.

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