El fútbol, la Liga de Campeones, parece algo del pasado después de tantos días de confinamiento y de novedades diarias que han convertido el día a día de todo el planeta en un recuento diario de infectados y muertos por culpa del coronavirus. Pero en Italia se sigue hablando, por ejemplo, de lo sucedido en el partido ida octavos de final celebrado en el estadio milanés de San Siro entre el Atalanta y el Valencia. A la celebración de aquel partido (19 de febrero), cuando el impacto del coronavirus ya lo dominada casi todo, se le culpa ahora de ser el evento cero del contagio en la ciudad italiana. Así lo reconoció ayer el alcalde Bérgamo -de allí es el Atalanta, que juega sus partidos europeos en San Siro-.

"El partido fue una bomba biológica", aseguró Giorgio Gori. "En ese momento no sabíamos lo que pasaba. El primer paciente en Italia fue el 23 de febrero. Si el virus ya circulaba, los cuarenta mil aficionados que fueron al estadio de San Siro se contagiaron. Nadie conocía que el virus ya circulaba entre nosotros. Muchos vieron el partido en grupos y hubo muchos contactos esa noche. El virus pasó de unos a otros", señaló Gori.

En aquel choque estuvo el periodista asturiano Rodrigo Fáez (Gijón, 24 de diciembre de 1982), corresponsal de ESPN en España para Norteamérica y el resto del continente americano. "Aluciné con todo; no había nadie con mascarillas con todo lo que estábamos leyendo en la prensa. Había estado días antes en Milán para ver el derbi entre el Inter y el Milan. No vi ni un control al llegar al aeropuerto. Decían que había escáneres que te tomaban la temperaatura, pero no vi nada, no me lo creo", cuenta.

Sobre el partido entre la Atalanta y el Valencia afirma que fue un choque "normal, con la gente abrazándose, los aficionados cantando juntos, los medios de comunicación sin tomar medidas€ Las autoridades no nos hicieron ninguna recomendación. No había ni mascarillas ni se guardaba la distancia de seguridad", prosigue Fáez, uno de los periodistas de origen asturiano que trabaja en medios audiovisuales deportivos en Madrid y Barcelona como Juanma Castaño, Paco González, Edu Pidal, Ricardo Rosety, Antón Meana o Pedro Pablo Parrado.

"A posteriori es más fácil decirlo, pero creo que fue una irresponsabilidad, una locura, haber jugado aquel partido. Desde fuera ya se veía que en Italia había un problema con el coronavirus, pero no le dieron la importancia que tenía", explica. Y si para Fáez disputar aquel encuentro fue una locura, no se corta a la hora de calificar lo que sucedió una semana después en Anfield en el partido entre el Liverpool y el Atlético de Madrid en el que, curiosamente, fue el último partido que jugó un equipo español antes de que se suspendieran todas las competiciones. En aquel encuentro estuvieron 3.000 aficionados del Atleti. "También iba a ir, pero en la empresa me dijeron que nada de eso. Me prohibieron viajar y me dijeron que me quedara en casa. Jugar ese partido fue un suicidio, aunque también es verdad que era cuando Boris Johnson (primer ministro británico) animaba a la gente a contagiarse. Pero fue algo sin pies ni cabeza", relata.

Esto ya forma de la historia del coronavirus. Ahora ya se empieza a pensar en cuándo volver a la normalidad, especialmente el mundo del fútbol, con Javier Tebas (presidente de la Liga) y Luis Rubiales (presidente de la Federación Española) convencidos de que la competición se acabará. "Creo que realmente no somos conscientes de la gravedad real de este virus. La Liga y la Federación deberían ser conscientes de ello", arranca Fáez, que cree que va a ser "imposible retomar la competición antes de junio" y que la acumulación de partidos pendientes "repercutirá en la próxima temporada".

Eso sí, Fáez afirma que "estoy seguro de que se acabará la temporada. Si en algo coinciden Liga y Federación es en esto". De fondo, los millones que los clubes dejarían de ingresar por los contratos de televisión. "No sería malo disputar todas las jornadas que se puedan y después poner en marcha play-offs para el título y para el descenso. Mejoraría el espectáculo. Es una posibilidad que está encima de la mesa, pero hay que cambiar muchos contratos", descubre.

Fáez vive como el resto del país encerrado en su domicilio madrileño. Reconoce estar "aburrido" y seguir una rutina: "Deporte por la mañana, trabajar y por la tarde la consola. El teletrabajo no es un problema porque es lo que hago casi todo el año".