A Paco Sanz (Madrid, 1972), que fue jugador del Real Oviedo en la temporada 1995/96, la crisis sanitaria del coronavirus no se le olvidará jamás. La enfermedad se llevó por delante a su padre, Lorenzo Sanz -expresidente del Madrid-, a los 76 años. Un golpe tremendo al que le siguió un empeoramiento en el estado del exfutbolista azul. Tras fallecer Lorenzo Sanz, su hijo empeoró y no tardó en ingresar en hospital Vithas Nisa Pardo, de Aravaca (Madrid). Era la tercera vez que iba por urgencias y, entonces sí, ordenaron su ingreso por una neumonía. Estuvo ocho días en una camilla que se convirtieron en un infierno.

Ahora, el exfutbolista atiende a LA NUEVA ESPAÑA para contar su experiencia, de la que ha salido adelante, y recordar, de paso, su pasado en el Oviedo: "Siempre es un placer recordar una etapa que me marcó", señala.

- ¿Cómo está?

-Mejor. Hace 5 o 6 días que ya no tengo fiebre. Aún me quedan algunos efectos de la neumonía pero me encuentro bien. He recuperado el apetito, que es importante: con la enfermedad perdí 13 kilos en 15 días.

- ¿Cómo empezó a notar los síntomas?

-Estuve una semana con fiebre en mi casa, pero respiraba bien. Mi mujer también había pasado por un proceso parecido, pero se recuperó. Fui tres veces a urgencias y las dos primeras me dijeron que solo era fiebre, que me fuera a casa. Es el protocolo. Después, la situación se agravó. Y se juntó con la muerte de mi padre, muy duro en lo anímico.

- Y de una manera un tanto repentina.

-Fue un palo muy duro. Sobre todo porque no te puedes despedir de él. Eso es lo más difícil. Fue todo muy rápido, la enfermedad se lo llevó en unos pocos días. Yo creo que a la gente le impactó tanto porque mi padre era como alguien conocido para todo el mundo, por su paso por el Madrid, y todo el mundo vio que el virus no solo atacaba las residencias de ancianos, sino que cualquiera podía caer.

- Cuando ingresó, ¿se temieron lo peor?

-Sí, el doctor fue muy claro. Mi padre había tenido problemas renales y era una persona de riesgo. Y él lo tenía asumido. Nos lo decía. Pero eso no quita que haya sido una situación dificilísima.

- ¿Le sorprendió la cantidad de mensajes de cariño recibidos?

-Nunca me lo hubiera imaginado. Mi padre era una persona muy sociable, en nuestra casa siempre había gente. Parece paradójico que él, que siempre estaba rodeado de gente, se haya ido sin nadie. Lo más duro ha sido que no me he podido despedir de él. El legado que deja lo pude comprobar con la enorme cantidad de mensajes que recibí en el móvil. Fue bestial.

- ¿El Madrid le rendirá homenaje?

-Está mi hermano en contacto con Florentino y creo que sí, que está previsto cuando todo esto pase algún homenaje. Quizás ya la próxima temporada.

- ¿Cómo fue su paso por el hospital?

-La noche que ingreso le digo a mi mujer que si no vamos al hospital de esa no salgo. No podía más. Ya había ido dos veces a urgencias y me daba reparo volver, pero es que no podía respirar. Me ahogaba. Ahí es cuando me hacen una placa y me dicen que tengo neumonía en el pulmón izquierdo.

- E ingresa.

-Los dos primeros días fueron complicados. Durísimos. No podía ni moverme, era un vegetal. No tenía fuerza ni para coger el mando de la televisión y encenderla. Pasan las horas y te vienen muchas cosas por la cabeza, incluso pensé en despedirme de mis hijos. Fueron momentos muy duros, me costaba respirar en cualquier posición. No entraba más aire. Como si te pasara un tren por encima. Un día tienes el cuerpo helado y a las horas sientes muchísimo calor. Tuve 39,5º de fiebre durante periodos muy prolongados. Pero las medicinas fueron haciendo efecto y yo, mejorando.

- ¿Notó la mejora?

-Yo soy una persona que habitualmente duerme poco, con 5 horas me sirve, y el tercer día dormí 10 horas del tirón. Nunca me había pasado. Ahí me di cuenta de que mejoraba. Seguía lo que escribía Alfonso Reyes (exjugador del Madrid de basket que también sufrió coronavirus) y eso me ayuda: porque lo que él contaba a mí me pasaba tres días después. Sus reflexiones me ayudaron un montón.

- ¿Su condición de deportista le ayudó?

-Eso dice el doctor. Haber hecho deporte y el hecho de que nunca he fumado. Que es muy importante para la recuperación.

- ¿Estaba el hospital desbordado?

-Yo estaba aislado, solo tenía trato con las enfermeras y el doctor una vez al día, pero lo que me comentaban ellas era que el hospital estaba a tope.