El mundo del arbitraje no es ajeno a la crisis del coronavirus. El único árbitro asturiano de Primera División, Pablo González Fuertes (Gijón 8-06-1980) pasa el confinamiento junto con su mujer, Dunia, en su domicilio gijonés.
- ¿Cómo lo está llevando?
-Bien. Lo más importante es adaptarse a las circunstancias que no están tocando vivir y quedándonos en casa estamos poniendo nuestro granito de arena para intentar conseguir que esta situación duré lo menos posible.
-¿ Será la primera vez que se entrena en casa?
-Sí. Es una medida excepcional. Realicé una compra on-line hace unos días de una cinta para correr y un banco de pesas, en previsión de que el plazo de reclusión en los domicilios se iba a prolongar. Con ello y el material de fitness que ya tenía en casa me las arreglo para seguir manteniendo la forma física
- ¿Sigue un horario determinado?
-Sí. Es fundamental tener una rutina de trabajo. Me levanto a las ocho de la mañana. Desayuno y dedico dos horas al estudio, inglés, videos teóricos y preparo cursos para el Comité Técnico Asturiano de Árbitros. Luego dos horas de actividad física, con un plan elaborado por el preparador físico del Comité Nacional. Luego, por la tarde mi mujer y yo realizamos alguna tarea conjunta de la casa conjuntamente: leer, ver la televisión...
- Normalmente pasa más de 200 días del año fuera de casa. ¿Cómo se afronta la situación opuesta?
-Los primeros días de una manera muy tranquilizadora. Es más, incluso lo agradeces. Es un cambio muy drástico, pero si logras establecer una rutina diaria el tiempo pasa mucho más rápido.
- ¿Mantiene contacto con el Comité Técnico de Árbitros?
-Sí. El Comité había realizado en los últimos años una gran inversión tecnológica para poder realizar el trabajo telemático. Hacemos videoconferencias en grupo dos o tres veces a la semana., videos-test, exámenes teóricos... lo que se trata es de seguir con una dinámica parecida a la que realizamos normalmente.
- Y en el plano físico
-Igual. Tenemos un plan físico establecido para intentar perder la forma lo menos posible, teniendo en cuenta las limitaciones que ahora tenemos para entrenarnos en casa.
- ¿Controla la alimentación?
-Es fundamental. Junto con la preparación física son los dos pilares básicos de nuestro trabajo.
- ¿Ha calculado cuando se puede reanudar las competiciones?
-No. Ahora, lo más importante es mantener la calma y tranquilidad en casa. El fútbol volverá cuando las autoridades sanitarias consideren que no hay riesgo para ninguna persona. Lo más importante es la salud de la población, lo demás queda todo en segundo plano. Cuando se reanude tiene que ser con las máximas seguridades.
- ¿Cree que se acabarán las ligas?
-Para ese escenario seguimos trabajando y tenemos que estar preparados para ello.
- ¿Lo peor es la incertidumbre?
-Sí, sin duda. El no saber cuándo podremos regresar a nuestra vida normal. Los árbitros estamos acostumbrados a tener un plan de entrenamientos para manejar mejor nuestro nivel físico y ahora no lo podemos planificar. Por eso, tenemos que estar preparados para que cuando se acuerde la reanudación de las competiciones estemos a un buen nivel.
- Esta es su tercera temporada en Primera División.
-Estoy contento de cómo se estaba desarrollando la temporada. Creo que las cosas me estaban saliendo bien.
- ¿Cómo lleva lo del VAR?
-Bien. Es obvio que su implantación en el fútbol nos hizo cambiar el chip, en especial a los árbitros, pero es un sistema que llegó para quedarse. Si no eres consciente de ello, no puedes estar dentro de la dinámica de lo que ahora es el fútbol.
- ¿Tiene algún objetivo personal?
-El de la mejora continua. Cada año que pasa procuras ser mejor que en el anterior, manteniendo siempre una línea de trabajo y esfuerzo.
- ¿Cuál es el nivel del arbitraje en Asturias?
-Se está trabajando muy bien en la base. Es una labor de muchos años que están llevando a cabo el presidente, José Manuel Suárez y Marcos Santurio y se están recogiendo los frutos.
- Su mejor recuerdo en los años que lleva de árbitro.
-El ascenso a Segunda División. Llegó en un momento difícil. Llevaba 8 temporadas en Segunda B y tenía 32 años. O conseguía dar el paso o me quedaba en el camino. Fue muy importante a nivel emocional.
