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Exentrenador del Oviedo y exseleccionador nacional

Fernando Hierro: "En muchas cosas fue un adelantado a su tiempo"

"Cuando no había gimnasios, él hacia ejercicios de fuerza entre compañeros o con carretillas"

Radomir Antic saluda a Fernando Hierro en el Tartiere en 2001. LNE

Cuando Fernando Hierro aterrizó en Oviedo para dirigir al equipo azul en su bautismo en un banquillo, una duda se impuso: ¿Qué tipo de entrenador sería el malagueño? Él mismo trató de orientar los juicios: "Uno de los entrenadores que más me ha influido es Radomir Antic". El poso del serbio en el malagueño, temporada y media en el Madrid en la que se destapó como centrocampista llegador, le acompaña hasta su etapa como técnico. "Él había sido defensa y me decía que yo era aún joven para jugar atrás. Que tenía edad para correr", recuerda Fernando Hierro para LA NUEVA ESPAÑA, minutos después de conocer la triste noticia de su fallecimiento; "siento mucho su pérdida; tengo muchísimo cariño a su familia y con él, una relación de padre-hijo".

Aquella campaña, la 1991/92, marcó a Hierro, que de eficaz central mutó, por iniciativa de Antic, en centrocampista ofensivo con una inusitada capacidad para el gol: anotó 25 en todas las competiciones (28 si se suman los logrados con la selección) con un Madrid que prescindió del serbio a mitad de campaña, con el equipo líder. "Él fue el que me enseño a jugar en el centro del campo y a ser un goleador; fue un año muy importante en mi carrera", subraya Hierro. El Barça acabó levantándole aquel título al Madrid en el emocionante epílogo de Tenerife.

La amistad fraguada llevo incluso al malagueño a pedirle consejo a su mentor en determinados momentos. Para Hierro, Antic iba en su momento un paso por delante. "Recuerdo de él que mimaba la preparación física. No estaba de moda los gimnasios pero él hacia ejercicios de fuerza en el campo: compañero con compañero, subiendo carretillas... Se las ingeniaba. En muchas cosas era un adelantado", le define el entrenador.

Su profesión, explica Hierro, le atrapaba durante todo el día: "Era un apasionado del fútbol, estaba todo el día viendo partidos. Conocía a todos los futbolistas de diferentes ligas en unos tiempos en los que era más complicado hacerlo: de aquellas no había internet; ni siquiera parabólicas. Seguía el fútbol de su país y también el de Inglaterra, le encantaba el fútbol británico. Además era exigente con el futbolista, le gustaba que la gente viviera su profesión". Y cierra su descripción: "En España entrenó a los tres más grandes: Madrid, Barça y Atlético. Creo que con eso está definida su magnitud como técnico".

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