La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Fútbol

Nacho Castro sale de su zona de confort por el Andorra de Piqué

El avilesino, que compaginaba el banquillo con su trabajo de técnico en prevención de riesgos laborales, ante su primer reto profesional

Nacho Castro charla con Piqué en el campo de entrenamiento del Andorra. TWITTER ANDORRA

Oviedo, Mario D. BRAÑA

Nacho Castro había salido del radar de los aficionados asturianos desde que cerró su tercera etapa como jugador del Avilés (1999-2000), aunque prolongó su carrera de futbolista hasta 2009, en el Guixols. Tras retirarse se afincó en Cataluña, donde durante la última década entrenó a equipos de Tercera y Segunda B como el Guixols, Peralada, Girona B y Horta, donde estaba cuando recibió la llamada de Jaume Nogués, secretario técnico del Andorra, un club mediático desde que fue adquirido por Gerard Piqué. "Era un ahora o nunca", reconoce el técnico asturiano.

El 26 de febrero, Nacho Castro dirigió su primer entrenamiento en Andorra, el 27 recibió la visita de Piqué y el 29 debutaba en el Rico Pérez de Alicante con un empate frente al Hércules (0-0). Tras la victoria en su segundo partido, frente al Orihuela (2-1) todo se paró, hasta la progresión de un equipo al que sus directivos quieren pronto en Segunda División. Un proyecto tan ambicioso que animó a Ignacio Castro García (Avilés, 30-6-71) a dar un vuelco en su vida: "Soy técnico en prevención de riesgos laborales y llevaba diez años trabajando en una constructora. Lo dejé para ir al Andorra".

Su buena labor en equipos modestos catalanes le brindó la oportunidad de ir a entrenar incluso en el extranjero, "pero era mucho riesgo. Ahora, cuando me llegó esta oportunidad, lo valoré todo con mi familia, aunque tuve que decidir casi en un día. Decidí salir de mi zona de confort porque era ahora o nunca". Entre otras cosas porque la compatibilidad de fútbol y trabajo obligaba a Nacho Castro a jornadas agotadoras.

"Me levantaba a las 7 de la mañana para ir a trabajar y estaba visitando obras hasta las seis y media o siete de la tarde. Entrenábamos a las 8 y a veces llegaba a casa cerca de las 12", explica Castro, que entre el fichaje por el Andorra y el confinamiento ha tenido que resetear. "Desde que me encerré en casa me paso horas al día dedicado al fútbol. Domino bien la Tercera División catalana y nuestro grupo de Segunda B. También sigo equipos de otros grupos, ordeno la información y voy planificando para el próximo año".

Nacho Castro cree que Nogués valoró tanto el fondo, los resultados con sus equipos, como la forma: "Jugábamos muy buen fútbol". Y eso es lo que intentará trasladar al Andorra con unas condiciones que hasta hace poco ni imaginaba. Ha pasado a entrenar por las mañanas, a jugadores que viven del fútbol y en unas instalaciones adecuadas. Aun así cree que es precipitado hablar de ascenso. "Hay que ser ambiciosos, pero llegar al fútbol profesional es complicado. Es un club en fase de crecimiento, sobre todo de infraestructuras".

Asegura que Gerard Piqué, que le visitó tras su primer entrenamiento con el equipo, no le presionó con objetivos a corto plazo: "Gerard me pareció una persona sencilla, muy amable con todos nosotros y muy implicada con el proyecto". E insiste en que "en agosto todavía no se sabía si el Andorra iba a jugar en Segunda B o en Tercera. No se puede transformar un club en profesional en cinco o seis meses. Eso sí, tiene unas posibilidades de crecimiento enorme".

Ese crecimiento, y el atisbo de reacción desde la llegada de Nacho Castro, se quedó paralizado con el parón de la liga, que en Segunda B va camino de ser definitivo. "Nos hubiera gustado continuar, una vez que habíamos roto una mala racha de resultados, pero ahora lo importante es que se soluciones esta situación, que es muy perjudicial para toda la sociedad".

Compartir el artículo

stats