El Liberbank Gijón está inmerso en estos momentos en una doble tarea. Por un lado, la formación de la plantilla para la próxima temporada; y por otro, recabar los apoyos necesarios para disputar la competición europea para la que se ha clasificado por segunda vez en las últimas tres temporadas, aunque en la primera finalmente acabó renunciando al no ver claro poder disponer de los recursos económicos suficientes para afrontar tal empresa.
En la actualidad, y tras lograr una nueva clasificación europea, quiere hacer todo lo posible para poder jugarla. El club todavía tiene una temporada más firmada con Liberbank como patrocinador y espera que la aportación de las entidades públicas no se vea afectada por la crisis provocada por el coronavirus. Además, el club trabaja en lograr otros apoyos, algo que se prevé complicado porque prácticamente todas las empresas se han visto afectadas negativamente por la pandemia y los patrocinios para actividades deportivas o culturales se resentirán.
Paralelamente, directiva y cuerpo técnico trabajan en la formación de una plantilla que sufrirá bastantes cambios, alrededor de media docena de jugadoras no siguen y tendrán que ser sustituidas. Entre las que no continúan está la extremo Raquel Caño, que ha decidido poner fin a su carrera deportiva. Fue pieza clave en la consecución de la Copa de la Reina hace dos temporadas y su ausencia será muy complicada de cubrir. Tampoco seguirán por diferentes razones la portera Fany Ruiz; las laterales Lorena Téllez y Nerea Nieto; y las dos pivotes Leticia Cobo y Shula Gavilán, ambas con ofertas muy importantes a las que el club gijonés no puede igualar. Leticia y Shula fueron dos de las jugadoras más destacadas de la temporada, aunque la primera sufrió dos lesiones importantes y se perdió varias jornadas. Siguen la portera Raquel Álvarez, las laterales Aida Palicio y Marta Méndez, aunque esta está lesionada y no podrá comenzar la temporada, las centrales, Marizza Faría y Cecilia Cacheda y las extremos Natalia Montilla, María González y Laura Rivas. El club tiene, por tanto, que incorporar al menos a una portera, dos pivotes, un extremo y un lateral. El cuerpo técnico ya ha hecho su elección y ahora está en manos de la directiva la negociación. El objetivo es formar una plantilla que siga siendo competitiva y pueda seguir codeándose con los mejores.
Además de estas dos tareas, el club tiene una importante duda: saber cómo va a ser la categoría la próxima temporada y cuándo dará comienzo. La Federación Española de Balonmano decidió que no hubiera descensos y sí ascensos, por lo que la Liga Iberdrola pasa a tener 16 equipos. Las propuestas son dos: una liga regular con 30 jornadas o formar dos grupos de 8 equipos que jueguen entre ellos una liga a doble partido y, a su término, los cuatro primeros de cada grupo jugarán un play-off por el título y los cuatro últimos otro para evitar el descenso, lo que supondría un total de 22 encuentros. Esta última es la que parece tener mayor número de partidarios, ya que se considera que una liga a 30 jornadas obligaría a jugar muchas de ellas entre semana, porque habrá muchas fechas reservadas para la selección nacional que tiene pendiente el preolímpico anulado este año. Si se opta por el formato de dos grupos, también habría que decidir cómo se formarían los mismos. Y sobre ello también hay dos opciones: proximidad geográfica, lo que no es del agrado de muchos porque los grupos serían de muy diferente potencial, o bien que un grupo fuese formado por los equipos que acabaron la liga en las posiciones impares y el otro por las pares. La decisión del formato de la próxima temporada, no solo de la Liga Iberdrola sino de todas las categorías, se decidirá en la Asamblea General prevista para el próximo mes de junio.
