Agónico y atípico. Así ha sido el ascenso del Pillarno. Los castrillonenses, que comenzaron el campeonato de forma fulgurante, invictos durante 12 jornadas, han logrado subir a Primera Regional tras llegar al parón del coronavirus en el tercer puesto de la clasificación: "Nos hubiese gustado conseguirlo en el campo. Hubiese sido más bonito, pero dentro de diez años nadie recordará si subimos en play-off o si fue por el coronavirus".

El inicio de temporada no pudo ser más ilusionante por los verdiblancos. Contaban las jornadas por victorias y llegaron a diciembre como el único club invicto de Asturias, junto al Lealtad de Tercera División. "El primer partido que perdimos fue ante el Navia, cero a dos. Fue un encuentro muy físico en el que el campo estaba embarrado. Fuimos superados con merecimiento", recuerda Edu Marquínez, entrenado de los verdiblancos.

A partir de esta derrota, lo que parecía que iba a ser un paseo hasta la Primera Regional se fue complicando. "Luego encadenamos tres victorias consecutivas, pero el equipo ya no estaba igual. Tuvimos que convivir con una nueva realidad en la que ya no todo eran victorias", repasa el entrenador que, pese a esa ligera irregularidad del equipo, tiene el convencimiento de que la tercera plaza nunca corrió peligro para ellos. "Teníamos el golaverage ganado al Miranda (cuarto) y en ningún momento pensamos que pudiese peligrar.

El ascenso del Pillarno se cimentó en la gran regularidad de la primera vuelta y una contundente solidez defensiva. "Eso fue lo que nos hizo subir", asegura Marquínez, sobre un éxito que llegó antes de lo esperado. "Al principio de la temporada nos marcamos esta temporada como de transición. Para asentar un bloque. La idea era pelear por alcanzar la Primera Regional la próxima campaña", relata.

Con el objetivo amarrado, en el Pillarno ya miran hacían la próxima temporada. Marquínez ya ha renovado su contrato y la intención del club es dar continuidad a la gran mayoría de la plantilla. Mientras, trabajan en buscar incorporaciones, algo que, tal y como revela el entrenador, no está siendo fácil. "Nos está perjudicando tener un campo de hierba natural. Hay chavales jóvenes que prefieren jugar en un club de Segunda Regional con sintético que en Primera Regional con hierba natural. Es algo que nunca entenderé", afirma el entrenador.