Lo primero, quiero dar las gracias a Graciela y a José Miguel por permitir expresar los sentimientos que todos los jugadores, entrenadores y amigos de Michi sentimos. Estos días hemos recordado todo lo que tú nos has transmitido y que ahora quiero plasmar.

Miguel, Michi como te llamamos todos nosotros. Un amigo, un compañero, un hermano, un guerrero fuera y dentro del campo. Todos hemos aprendido de tu valentía y tu bondad, siempre fuiste más maduro que los demás y se podría decir que fuiste nuestro hermano mayor. Eres un picaflor con tus hijitos y tu manera de ser. Pero también un luchador incansable, siempre con palabras de apoyo, con un podemos y lucharemos en los momentos duros. Con tus caídas y tus lesiones, tus risas y tus bromas. Pero, sobre todo, eres un maestro de tan solo 15 años.

Aunque a muchos del Sporting nos duela decirlo, siempre fuiste del Oviedo, y por muy carbayón que seas, manín, te queremos igual.

Eres, perdón por la expresión, un cabronazo, tío, porque nos has metido un gol por la escuadra en la primera etapa de nuestra vida, en el primer tiempo del partido, y nos has dejado en shock. Pero nos queda la segunda parte para remontar. Y lo vamos a hacer bien, con alegría, con lucha, con ese ánimo que nos vas a seguir dando. Tú no te vas, te quedas, aquí, entre nosotros, luchando para que nunca tiremos la toalla, hasta el minuto 90. El cáncer ha podido con tus defensas y no vas a estar aquí físicamente. Ha ganado el partido de la primera vuelta. Pero nos queda la segunda vuelta, Michi, la revancha. No va a poder con todo lo que nos has enseñado, con todo lo que hemos aprendido de ti, y ese partido sí que lo ganamos, y por goleada.

Queremos darle a Graciela y a José Miguel, tus padres, todo nuestro pesar y apoyo. Pero, sobre todo, las gracias de todo corazón porque sin ellos no hubiéramos podido conocerte.

Y por último: "Escúchame bien, el dorsal número 8 siempre estará en nuestra espalda y tú alma en nuestra mente".

"Te decimos hasta luego, no hasta nunca".