El deporte español acaba de perder a una figura que fue clave en su paso de la mediocridad a la excelencia: Manolo Llanos Riera, (Gijón, 30 octubre de 1944). Llanos falleció en la madrugada de ayer tras una larga enfermedad y toda una vida dedicada al deporte. Formado en el colegio Inmaculada, pronto destacó por su amor al deporte y sus dotes organizativas, hasta el punto de que siendo aún estudiante formó un equipo de atletismo que llegó a lograr títulos regionales.

Desde el principio tuvo claro que su vida iba a girar en torno al deporte y se trasladó a Madrid para estudiar en el Instituto Nacional de Educación Física (INEF), del que salió con la especialidad de Maestría de Fútbol. Con el título en el bolsillo, no tardó en entrar en el Sporting de la mano de Ángel Viejo Feliú, con el que colaboró en la puesta en marcha de la Escuela de Mareo, a la vez que era el responsable de la preparación física de los equipos inferiores. Tras un par de años en el Sporting se fue al Grupo Covadonga, al que llegó respaldado por el entonces presidente, Rogelio Llana. Primero fue coordinador de las secciones y más tarde director deportivo.

El actual presidente del Grupo Covadonga, Antonio Corripio, lo definió como "un adelantado a su época", y considera que "durante sus muchos años en Madrid, como director deportivo del Comité Olímpico Español, el Grupo tuvo la sana sensación de disfrutar de un embajador en el epicentro del deporte de nuestro país: un grupista orgulloso de serlo y de llevar a nuestro club en su corazón".

Su figura también fue clave a la hora de poner en marcha el Patronato Deportivo Municipal de Gijón. Para el actual concejal de Deportes, José Ramón Tuero, "Manolo fue un maestro y una referencia para todos los que vinimos detrás, tras toda una vida dedicada a la gestión deportiva, que era lo que le gustaba y lo que amaba".

Poco después, en la etapa de Pedro de Silva como presidente autonómico, Manolo es el elegido para ser el primer director regional de Deportes de la etapa democrática. Su buen hacer llama la atención en Madrid y el presidente del Consejo Superior de Deportes, Javier Gómez Navarro, le reclama para formar parte de este organismo. En él participa en dos hechos fundamentales en el posterior desarrollo del deporte español: la Ley del Deporte de 1990 y la puesta en marcha de la becas ADO para ayudar a los deportistas.

El siguiente paso sería ya el definitivo en su trayectoria. En 1988, Alfredo Goyeneche, por aquel entonces vicepresidente del Comité Olímpico Español, confía en él para un nuevo cargo: director deportivo del COE, desde donde es una pieza fundamental en la preparación de los Juegos Olímpicos de Barcelona-92. En este cargo permanece hasta su jubilación, a finales de 2005, coincidiendo con la llegada de Alejandro Blanco a la presidencia de este organismo.

A lo largo de su trayectoria recibió numerosas distinciones, las más importantes la Medalla de Oro al Mérito Deportivo y la de Plata de Gijón, esta última en el año 2016.

Su funeral tendrá lugar a las 17 horas de hoy en la iglesia parroquial de San Lorenzo en Gijón.