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Manolo Llanos y su herencia póstuma: Valores para los jóvenes

Al dejar el Comité Olímpico Español, el gijonés resaltó la importancia de transmitir que "además de ser ricos y famosos, los deportistas tienen que ser hombres de bien"

Manolo Llanos y su herencia póstuma: Valores para los jóvenes

Poco después de su jubilación, al dejar la dirección del COE tras 16 años, Manolo Llanos (fallecido ayer a los 75 años) "Que los futuros deportistas sepan que, además de ricos y famosos, tienen que ser personas de bien y decentes", explicaba en una entrevista en LA NUEVA ESPAÑA en marzo de 2006. Esa fue una de sus preocupaciones, que la idea con la que concebía el deporte se transmitiese en las futuras generaciones. Por eso esperaba que el COE no abandonase esa filosofía en la que había trabajado. "Tiene que ser el encargado de luchar por unos valores que hoy se podrían explotar muy bien y, sobre todo, pelear por implantarlos en la juventud", comentó.

No solo en la competición le preocupaba esa idea del deporte para los jóvenes. También intentaba inculcarlo con los dirigentes, que existiese un relevo generacional en los despachos. "El movimiento deportivo es de gente joven y los dirigentes deben ser cercanos. Me preocupa la falta de dirigentes con ideas y, sobre todo, que tengan credibilidad".

En sus años vinculado al deporte tuvo contacto con el Sporting, el Grupo Covadonga e infinidad de deportistas. Hubo dos que le marcaron de forma especial: "De los deportistas que conocí me quedo con la competitividad de Fermín Cacho, nació para ser olímpico, y la sangre fría de Indurain. Cacho, cuando llegaba el momento, se comía a quien fuera, y así fue, que logró oro y plata en 1.500 en dos Juegos Olímpicos consecutivos. A Indurain le conocí, sobre todo, en los Juegos de Atlanta. Estaba poniendo velas a la Virgen de Covadonga para que hiciera un mal Tour, y lo hizo. Estaba seguro de que si no le salían las cosas iría a Atlanta a dar la cara, y lo hizo. Él sacó oro y Olano plata".

A Manolo Llanos, en la década de los 90, le tocó también hacer frente al dopaje. "El culpable del dopaje es el deportista, pero también lo es su entorno; sin ayuda nadie se mete en un berenjenal de esas dimensiones", argumentó hace más de una década este gijonés, que también estuvo vinculado al Sporting, donde reconoció que aprendió mucho de Enrique Casas, que fue secretario técnico de los rojiblancos y también del Oviedo.

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