La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Hasta que Borja Sánchez puso el color en el derbi

El canterano desatasca uno de los duelos regionales más grises de los últimos años con un golazo

Los jugadores del Oviedo felicitan a Borja Sánchez. MIKI LÓPEZ / JUAN PLAZA

Su timidez se transforma cuando hay un balón de por medio. Con la pelota se entiende. Le ha costado llegar a la élite más de lo que pensaban los que le vieron crecer desde pequeño. Los que le vieron quemar etapas entre gestos de exclamación se sorprenden de lo tarde que ha llegado al lugar que le corresponde. Ayer, el derbi fue un bodrio hasta que él salió al campo. Pidió la pelota e hizo lo que sabe hacer: tocar, combinar, regatear. El gol ya es parte de la historia de los derbis: una conducción eterna cabeza en alto, con el marco rival como referencia. Un día antes del 20.º aniversario de la muerte de Peter Dubovsky, Borja le hizo un precioso homenaje sobre el césped de El Molinón.

Fue la nota de color de uno de los derbis más grises. Un partido que siempre pareció jugarse al ritmo que quiso el Oviedo. Decepcionante Sporting, aletargado en su juego, sin chispa ni para protestar cuando iba perdiendo.

Los tres puntos lanzan al Oviedo en su desesperada lucha por la salvación. Por el impulso que le saca del descenso y por el refuerzo anímico. Son solo tres puntos que deben reafirmarse en posteriores citas, pero es un salto decisivo. Para el Sporting, la oportunidad perdida duele más por el escenario. Ante el eterno rival, en un Molinón silenciado, reflejo de la pobre imagen de los de Djukic en el terreno de juego.

Compartir el artículo

stats