Los gimnasios de judo están siendo las últimas instalaciones deportivas en poder volver a la actividad con normalidad. Los deportes de contacto, como es el caso, están teniendo mayores restricciones a la hora de reanudar las clases o los entrenamientos y o están cerrados o los que abrieron lo hacen bajo un restrictivo protocolo establecido por la Federación.

Los gimnasios cerraron el 14 de marzo y aunque algunos ya abrieron la actividad que se está haciendo es de carácter individual, sin ningún tipo de contacto e incluso sin ni siquiera el kimono puesto, como es el caso del Judo La Calzada, que dirige Máximo González, que está realizando clases con un número muy reducido de alumnos. Es el mismo sistema que está llevando a cabo la sección de judo del Grupo Covadonga: pocos alumnos a la vez, guardando la distancia de seguridad y con mascarillas. Otros realizaron clases virtuales durante el periodo de alarma, pero en un deporte como el judo sirven para poco porque, como indica José Antonio Gandoy, "el judo se trata de agarrar a un tío y tratar de tirarlo al suelo" y eso virtualmente no se puede hacer.

El protocolo, elaborado por la Federación y revisado y completado por el Consejo Superior de Deportes, exige toma de temperatura a la entrada, distancia de seguridad, limpieza de manos y pies, ventilación del local y desinfección entre clase y clase, e incluso cambio de ropa si un profesor o un alumno da más de una clase, para evitar posibles contagios, como señala el presidente de la territorial asturiana, José Ramón Díaz Maseda.

El judo está pendiente de Mallorca, donde están funcionado los llamados "grupos burbuja", o sea grupos de judokas, siempre con los mismos componentes, que cumplen con todas las medidas higiénicas pero sí entrenan con contacto. Si estos entrenamientos se llevan a cabo sin problemas, el sistema se podría extender al resto de comunidades. Mientras tanto, los grandes clubes como los pequeños tienen que atenerse al protocolo dictado, a la espera de que las autoridades sanitarias y el Consejo Superior de Deportes permitan el desarrollo de entrenamientos y clases normales como antes de la pandemia.

El caso del kárate es similar, aunque en este deporte la actividad individual y sin contacto es más amplia. Así Antonio Zurita, responsable de la escuela que lleva su nombre, también abrió a principios de junio, "pero con clases muy reducidas y sin ningún tipo de contacto. Además, los alumnos se limpian las manos y los pies con geles hidroalcohólicos. Aunque no es obligatorio, nosotros exigimos que lleven puesta mascarilla y entre las clases desinfectamos el recinto". Zurita se teme que estas restricciones se vayan a mantener en el tiempo, "igual hasta que no se dé con una vacuna".