Si el objetivo era airear, el año y medio de excitantes retos habrán servido como terapia. Si la meta es recuperar la ilusión, nada como un vistazo al pasado, al recuerdo más glorioso, para volver a coger el volante con determinación. Fernando Alonso vuelve al primer plano. Regresa el ovetense a la Fórmula 1 y lo hace de la mano de Renault, la escudería que le vio brincar en lo más alto del podio y conquistar dos títulos mundiales cuando aún daba sus primeros volantazos, en 2005 y 2006. De aquello han pasado 15 años, un mundo. Alonso, 39 años el 29 de julio, regresa con un objetivo inmediato, de cara a 2021: lograr que Renault vuelva a ser competitivo. Y de fondo, un sueño: pelear por un tercer entorchado, lo que le igualaría al mito Ayrton Senna.

Renault ha convocado una rueda de prensa para hoy, a las 13.00 horas, en el que anunciará el acuerdo con el asturiano que se prolongará por dos temporadas más otra más opcional. La vinculación comenzará en 2021, por lo que a Alonso aún le queda tiempo para encarar algunos retos pendientes. El 23 de agosto, correrá las 500 Millas de Indianápolis. Quiere completar la Triple Corona: Gran Premio de Mónaco, 24 horas de Le Mans y la prueba estadounidense. Síntoma de que su gen competitivo no se ha borrado con la edad.

Aquel "hasta luego" de 2018, efecto directo del cansancio, quedará cerrado en 2021. El ovetense sustituirá a Ricciardo de cara al próximo año, que confirmó hace un par de meses su salida a McLaren y liberará unos 20 millones de euros de salario. La ofensiva de Renault por el único piloto que le convirtió en campeón del mundo ha sido fuerte desde que se iniciaran los primeros contactos a finales de 2019. No solo en lo económico. La escudería francesa ha cedido ante cada petición de Alonso. La mayoría de ellas han ido dirigidas a asegurarse un coche competitivo. Dicen que Briatore, padre deportivo, ha sido clave para limar cada arista. Las dos partes estaban condenadas a entenderse: ambas salen ganando.

Porque para la escudería, el regreso de su mejor embajador es un atajo a los problemas económicos que incluso amenazaban su futuro en la Fórmula 1. Un espaldarazo para huir de la mediocridad. Para el ovetense, amante de los retos, la Fórmula 1 es su hábitat habitual. Por eso nunca cerró la puerta del todo. Por eso, cerca de los 39 años (Michael Schumacher compitió hasta los 42), quiere volver a brillar.

Será la tercera vez que Renault y el piloto unan sus caminos. El primer enlace fue el más fructífero. Los campeonatos de 2005 y 2006 desataron el fenómeno Alonso en España, país que se asomó a la Fórmula 1 de la mano del asturiano. Tras volar a McLaren en un matrimonio que acabó de forma abrupta, Renault le volvió a abrir las puertas. No fue un paso tan exitoso: dos años con un quinto y un noveno puesto. Ferrari, en un "casi" sin final redondo, y McLaren, de nuevo, cerraron su primer capítulo ininterrumpido en el principal escenario del motor mundial. Pero aún queda guion por desarrollar.

Ahora toca volver a pelear por lo más alto. Ese es el punto de partida al que Alonso no quiere renunciar. Su deseo es luchar por el campeonato. Le espera un duro trabajo por delante. Pero al asturiano le apasionan los retos.