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El enrevesado nuevo formato de la Segunda B genera "incertidumbre"

Los equipos asturianos quieren que los nuevos grupos se configuren con "criterios de proximidad"

El enrevesado nuevo formato de la Segunda B genera "incertidumbre"

Cien equipos competirán la próxima temporada en una Segunda B que cambiará por completo su formato como paso previo a la creación de una nueva categoría, la Segunda B Pro, que tomará el testigo de la denominada división de bronce en la 2021-22. Los cinco clubes asturianos enmarcados en la competición (Sporting B, Oviedo B, Langreo, Marino de Luanco y Covadonga, a la espera de que pueda sumarse el Lealtad) valoran un cambio del que se conoce el grueso de su funcionamiento, pero al que le quedan detalles por decidir: la fórmula de algunas eliminatorias o la fecha de inicio, previsto para el 26 y 27 de septiembre. Las dudas marcan un regreso condicionado por la evolución del covid-19.

La primera criba tendrá en cuenta criterios geográficos. Los cien equipos en liza se dividirán en cinco grupos (ahí es donde se tendrá en cuenta el criterio geográfico) y éstos, a su vez, en subgrupos de diez que jugarán una Liga a ida y vuelta de 18 partidos. Los que queden entre los tres primeros de esos subgrupos pasarán de ronda y pelearán por subir a Segunda; los que acaben entre cuarto y séptimo lucharán por subir a Segunda B Pro; y los tres últimos por evitar el descenso a Tercera, que pasará a ser la quinta categoría del fútbol español. La nueva temporada en Segunda B exigirá a los equipos estar al máximo al inicio de la temporada, condicionante absoluto del objetivo al que podrán optar durante el resto de la campaña.

Los clubes están ahora muy atentos a cómo va a ser la división que haga la Federación Española de Fútbol para designar los cinco grupos formados, cada uno de ellos, por veinte y cómo, posteriormente, se subdividen en dos de diez equipos.

Los tres primeros clasificados en la que se puede considerar como primera ronda (30 en total) pasarán a jugar una ronda intermedia por el ascenso. En ella, quedarán distribuidos en cinco grupos de seis conjuntos cada uno, que jugarán también a ida y vuelta un total de diez partidos, siendo de nuevo los tres primeros clasificados (15) los que optarán por el ascenso junto al mejor cuarto. Esos 16 equipos se jugarán en formato de play-off las cuatro plazas de ascenso a Segunda. Los 14 equipos que no alcancen el play-off tendrán ya una plaza asegurada en la nueva Segunda B Pro. También los 12 que sean eliminados en el play-off y no suban a Segunda División.

La competición continuará, paralelamente, con los cuartos, quintos, sextos y séptimos clasificados de los diez subgrupos iniciales, los realizados en esa primera ronda disputada al inicio de la campaña. Esos cuarenta equipos se jugarán diez plazas en la Segunda B Pro en un formato que aún está por decidir y que apunta a ser una especie de Copa. Los que queden eliminados pasarían a ser conjuntos de la Segunda B normal, que seguirá existiendo, pero perderá un rango en su categoría, al situarse inmediatamente por debajo de la Segunda B Pro.

El otro de los tres cajones en los que quedarán metidos los equipos tras la fase inicial es el de los señalados para evitar el descenso a Tercera, en el que estarán metidos los 30 peores de la primera ronda, es decir el octavo, noveno y décimo de cada uno de los diez grupos iniciales. Todavía no se sabe el formato por el cual se designará a los equipos que caen a la nueva quinta categoría del fútbol español.

"Todos estamos un poco a la expectativa y condicionados por la situación del covid-19 para conocer cómo se organizan todos los subgrupos", explica Manolo Sánchez Murias, director de las categorías inferiores del Sporting. "En principio, si nos tocan grupos más pequeños y condicionados por la proximidad geográfica lo veo positivo", apunta sin dejar de subrayar la incertidumbre que rodea la competición. En el caso del filial del Sporting, con el añadido de que se entrena en el mismo lugar que el primer equipo, donde, a priori, debe regir un protocolo que quizá choque con el de su filial.

El entrenador del Real Oviedo Vetusta, Emilio Cañedo, prefiere "no hacer cábalas porque se te pueden caer en un momento". Lo que le gustaría saber al entrenador es "dónde y cuándo van a jugar para poder empezar a preparar la pretemporada". "No sabemos cómo van a hacer esa subdivisión de los grupos de veinte, si por clasificación o por proximidad". Por eso, reconoce que lo que le genera este cambio en la Segunda B es "incertidumbre".

Para Luis Gallego, presidente del Marino de Luanco, "sería más interesante que dejasen la Segunda B como está y que hicieran un grupo de equipos filiales". "Nosotros tenemos claro que iniciaremos la pretemporada cinco semanas antes de que se concrete la fecha oficial de inicio de la temporada, pero antes faltan por resolver dudas", afirma. La mayor preocupación para él es el criterio para decidir los primeros grupos. "¿Van a separar a equipos de la misma región a la hora de hacer esa primera selección? No sería lógico. Hay que esperar porque todos estos problemas se van resolviendo semana a semana. Vamos a salto de 'matu'", resume.

La principal preocupación del presidente del Langreo, Víctor Fernández-Miranda, también es "saber si los grupos se van a hacer por proximidad o no". "Me imagino que el grupo de 20 será por proximidad y los subgrupos los dividirán por nivel, por lo que los asturianos no vamos a estar en el mismo grupo", añade. Reconoce que es "una situación extraña".

Curro Cabal, presidente del último en llegar a la categoría de bronce, el Covadonga, tiene claro su objetivo, "mantener el puesto en la Segunda B normal", y su preocupación es "que no haya que viajar mucho y evitar los equipos de Madrid, que suelen ser duros; hay que esperar a la configuración de los grupos y los calendarios".

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