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POLIDEPORTIVO | LAS SECUELAS DE LA PANDEMIA EN EL DEPORTE BASE

El verano de la mascarilla

"Los niños interiorizan bien las medidas", cuentan los responsables de los campus deportivos infantiles organizados tras el impacto del covid-19

De izquierda a derecha, niños manteniendo la distancia social, desinfección de los balones en el campus de fútbol de La Camocha y toma de temperatura en el campus JIN. En el círculo, el campus de hockey del Telecable en La Algodonera. JUAN PLAZA / JIN / A. M. N.

Colas ante el termómetro, lavado de manos sistemático, distancia social, desinfección de los balones... Así es la nueva realidad que se ha impuesto en los campamentos deportivos que durante estos meses se organizan en toda la región. Al menos en aquellos que han decidido seguir adelante para hacer disfrutar a los más pequeños como se pueda del verano de las mascarillas.

La versión covid de los talleres deportivos ha traído consigo distintas formas de funcionar para que los niños sigan disfrutando del deporte sin riegos en estos tiempos inciertos. En la parroquia gijonesa de Deva, Iván Iglesias ejerció como uno de los organizadores de la XVI Edición del campus de verano de la Escuela JIN, que ha terminado hace unos días. El exjugador del Sporting, Barcelona y Oviedo, entre otros, menciona que los niños "interiorizaron" muy bien las charlas que los monitores tuvieron con ellos. Con un protocolo previamente diseñado, la organización explicó a las familias mediante correo electrónico cuál debía ser el modus operandi de prevención contra la enfermedad. Los ejercicios sugeridos eludían contacto directo con el compañero. "Las tareas fueron individuales, ejercicios sin contacto y algún partido de pocos jugadores por equipo", apunta Iglesias. Además, la ratio de niños por monitor no podía superar los nueve, y cada uno de ellos debía llevar consigo su mascarilla y botella de agua personal.

Otro de los campus de fútbol que se han celebrado este verano ha sido dirigido por Arturo Martínez Noval, en La Camocha. Exfutbolista del Sporting y coach del primer equipo durante la temporada que acaba de finalizar, Arturo declara que tanto él como sus compañeros no tenían pensado organizar el campus este año, pero que cambiaron de idea por la insistencia de los padres. Cada mañana, los alumnos debatían con los instructores cómo debían comportarse para evitar el contagio. "A primera hora, los niños tenían charlas en las que se les explicaban todas aquellas cuestiones relacionadas con la seguridad", comenta Arturo. Siguiendo esta línea, menciona que el campus está enfocado a tres puntos: conciencia, responsabilidad y acción. "Nuestro objetivo es el de juntar estos tres aspectos para que los niños empiecen a funcionar desde el primero y, así, contribuir a su desarrollo personal", defiende.

Con el propósito de evitar cualquier incidente relacionado con el virus, las medidas de seguridad han sido firmes y variadas. Además de la habitual mascarilla, la distancia de rigor en los momentos que lo permitían y el uso del gel, a los asistentes también se les tomaba la temperatura. Los niños tenían una zona de entrada donde debían limpiar sus botas y enseres. Igualmente, sus padres disponían de una parte reservada a su llegada y salida. Una vez encuadrados en sus respectivos grupos, los jóvenes no podían cambiar de compañía. "Los niños están acostumbrados a que en un campus puedan pasar de un grupo a otro", expresa Arturo. Sin embargo, han sabido adaptarse "perfectamente". Incluso han aceptado la imposibilidad de jugar partidos. De manera alternativa, los pequeños futbolistas intercalaban instalaciones distintas, como el parque o la pista de futbito.

El coronavirus también ha dejado un hueco para transformar antiguos campus de hockey en otros adecuados al paso de la pandemia. Anteriormente, el Telecable Hockey Club realizaba este taller en Mata-Jove y en La Algodonera a la vez, pero este verano está teniendo lugar en la segunda de estas pistas. Era, además, un campus exclusivo para chicas, pero se ha convertido en mixto y acoge hasta dieciséis niños.

Pedro Abal es entrenador del equipo senior y coordinador del campus. Abal explica cómo proceden cuando se trata de llevar puesta la mascarilla: "Les dimos un sobre para que la metieran ahí, de tal modo que tan solo ellos y nosotros, con las manos limpias, podemos tocarlo". Abal explica que lo que más les ha chocado a los niños ha sido tener sus sitios "asignados" en los vestuarios "de manera individual".

Aparte de fútbol y hockey, también se han realizado campus de baloncesto. La Fundación Gijón Baloncesto ha sido la encargada de llevarlo a cabo. Pedro Ferrer es su presidente, y destaca que el principal motivo que impulsó la realización del campus fue "ayudar a las familias" a conciliar. En cualquier caso, todos los organizadores coinciden: "La gente joven es la que mejor se adapta a este tipo de circunstancias". Los niños aprueban después de la pandemia. Y lo hacen con nota en el verano de la mascarilla.

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