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CICLISMO

Landa se queda cortado y pierde más de un minuto en el Tour

Abatidos estaban en el equipo Bahréin. Cabizbajo y sin ganas de hablar cruzó Mikel Landa la meta de Lavaur, al noreste de Toulouse, donde hace un año Warren Barguil lo tiró al suelo, también con el viento en acción, y ya empezó a decir adiós a cualquier opción de pelear por los puestos de honor y el podio en los Campos Elíseos.

Ha llegado al Tour, por fin, como jefe único, sin tener que compartir galones. Y ahora la prueba se le empieza a torcer desde el primer día, y más cuesta arriba se le pone a las puertas de los Pirineos, que llegan entre hoy y mañana, sin llegadas en alto, pero con toda la magia que siempre provoca la cordillera en la ronda francesa.

Landa sabía que iba a soplar el viento de costado, lo que sería una llamada al zafarrancho, a los cortes, a los abanicos, de lado a lado de la carretera. Y cuando pierdes el espacio, cuando solo está la opción de irse al prado o tocar el freno, y escoges la segunda, ya sabes lo que va a pasar, lo que le ocurrió al corredor alavés y al joven Pogacar, vestido con el jersey blanco: que te quedas cortado y a partir de entonces enlazar con el grupo principal, sobre todo si los ciclistas del Ineos tiran como locos, es tan imposible como que llueva café del cielo.

Una pena ceder 1.21 minutos en una etapa llana, de las que, sin viento, solo invitaba a disfrutar de un sprint. Y los que pelean por la general a rodar serenos, pero con las orejas tiesas por si sucedían imprevistos, en forma de viento o caída. Del sprint disfrutó sobre todo Wout van Aert, segunda victoria, segunda exhibición de poder. Y de la desesperación Landa y sus compañeros de equipo.

Triste cruzó también la meta Pello Bilbao. Llegó al Bahréin para convertirse en la sombra de Landa en las montañas del Tour. "Pero es que todo se nos ha torcido desde el primer día. De hecho solo somos seis en el equipo", explicó el corredor de Guernica. "Nos pilló desorganizados". Y con Landa detrás. El empeño que pusieron los gregarios al menos sirvió para evitar que cayese una salvajada de tiempo en la séptima etapa del Tour.

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