La mayoría de los clubes de fútbol base en Asturias vuelven poco a poco a la actividad. El Real Oviedo, que solo de juveniles hacia abajo tiene a alrededor de 200 jugadores en sus filas, recuperará esta semana la actividad total en todas las categorías tras el regreso de los equipos de pista, los que quedaban por volver a entrenar. Todo ello bajo un estricto protocolo que ha cambiado la rutina a la que los chavales estaban acostumbrados antes de la pandemia. "Vamos todos muy poco a poco y con cautela. Ya no se utilizan vestuarios y cuando los jugadores llegan a las instalaciones van pasando de uno en uno y les tomamos la temperatura. Luego acceden al campo y les desinfectamos las zapatillas de calle antes de que se pongan las botas. Además, tratamos de tener dos zonas diferenciadas para entrar y salir y que no se junten con equipos de otras categorías", explica Roberto Suárez, coordinador de la cantera de del Oviedo. "Los chavales están un poco expectantes con todo esto y nosotros también, porque todavía no sabemos cuándo volveremos a competir. Tratamos de ser muy escrupulosos y llevarlo todo al dedillo. No podemos tener prisa con la situación que hay", recalca Suárez.

Los entrenamientos, una vez superados los protocolos, son igual que siempre. Los chavales se quitan la mascarilla y se pueden pasar el balón con normalidad, algo que en la vuelta al trabajo del fútbol profesional tras el confinamiento no se permitía. "Intentamos que no haya muchos ejercicios de contacto, pero tratamos de darle normalidad. Se pueden pasar el balón sin problema, porque además los desinfectamos siempre antes y durante de los entrenamientos", concluye Suárez.