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La pequeña revolución azul

Arnau, con la liberación de salarios como marca personal, le ha dado una vuelta al Oviedo dentro de las estrecheces del tope

Francesc Arnau. Irma Collín

A Francesc Arnau le ha tocado trabajar con la hoja de Excel para cuadrar unos números alterados por la pandemia. Más que confeccionar una plantilla, se trataba de rellenar el sudoku. En un escenario de incógnitas, de recortes aunque con el refrendo de un máximo accionista acostumbrado a empujar en los peores momentos, el catalán se ha sacado de la manga una operación inusual en el fútbol y que, algunas semanas después, otros han tratado de imitar. La reducción de salarios ("la "reestructuración", como él mismo bautizó), una operación por la que el Oviedo liberó unos 500.000 euros, ha sido su aportación más personal en un verano en el que el equipo azul ha sufrido una pequeña revolución.

Ocho fichajes se han incorporado a un proyecto que ha empezado casi de cero a pesar de la continuidad de las dos piezas fundamentales el año pasado en la salvación: Arnau en los despachos y Ziganda desde el banquillo. La remodelación de la plantilla ha cargado de trabajo al entrenador, que ha expresado su temor por la pequeña revolución en un par de ocasiones. El Oviedo aún parece estar en fase de formación.

La crisis desatada por el covid-19 ha sido el enemigo de más envergadura a la que se ha enfrentado el director deportivo. La orden de La Liga fue clara: solo se puede valorar la previsión de ingresos por abonos en un 65%. Una fuente de financiación clave en el Oviedo que se ve limitada por circunstancias externas.

Para compensar, la ayuda de Carso. El Oviedo fue, junto al Almería, el único club de Segunda que durante la pandemia no tiró de ERTE o de reducción de salarios. El accionista mayoritario ha querido mantener las mismas condiciones, cuestión de imagen, y ha acudido cuando se le ha necesitado. El último ejemplo, ya en pleno septiembre, cuando Carso decidió encabezar la enésima ampliación de capital para sufragar la llegada de Blanco Leschuk y cuadrar los números. Antes de eso, Arnau se había encargado de iniciar lo que él mismo bautizó como "reestructuración" de la plantilla, eufemismo para hablar de reducción de gastos.

La fórmula general es la liberación de parte del salario de algunos futbolistas con contratos importantes a cambio de modificaciones en el contrato. Para poder ampliar el tope salarial con una reducción de salario es imprescindible que el contrato amplíe su duración. De ahí que algunas vinculaciones hayan crecido a cambio de percibir menos en el presente curso. Cada contrato tiene sus particularidades, aunque también hay elementos comunes: la reducción es en todos los casos del 25%. Los afectados han sido Arribas, Tejera, Mossa, Grippo, Carlos Hernández, Rodri y Sangalli, con algunos de los salarios más destacados en la plantilla.

Entre las soluciones ideadas por Arnau, alguna salida (Javi Fernández y Edu Cortina) y sobre todo Carso, la dirección deportiva ha completado ocho fichajes de cara a la temporada: Femenías y Brazao, en la meta; Edgar y Aburjania, en la medular; y Nahuel, Cedric, Mujica y Blanco Leschuk, en la delantera. La zaga se mantiene, pero en las negociaciones, el Oviedo ha perdido gol: el que le daba Ortuño (15 dianas el año pasado) y Bárcenas (8), especialmente. Arnau reconoce que sus pequeños fracasos el pasado verano fueron no haber convencido a Bárcenas y Berjón de seguir, el primero en una complicada situación contractual y el segundo, tras rechazar renovar a la baja.

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