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El deporte como terapia

Ziganda, hombre discreto, encuentra en correr y en la bicicleta su válvula de escape

Ziganda, en el entrenamiento de ayer en El Requexón. CAROLINA DÍAZ

Un tipo tranquilo que tiene su particular forma de quitarse el estrés: sudar. Cuentan desde Pamplona que cuando José Ángel Ziganda (Larráinzar, Navarra, 1966) entrenaba a Osasuna y el equipo perdía un encuentro, al día siguiente, el Cuco se pegaba unas palizas de campeonato en la cinta estática. "Era su terapia. Ahí le daba vueltas al partido", cuentan desde su entorno. Una práctica, la del deporte como válvula de escape, que ha mantenido a lo largo de los años. Correr y la bici de carretera son dos de sus pasiones más marcadas al margen de su profesión. También le da al golf.

El deporte le hace mantener una figura afilada. También la alimentación, un aspecto que cuida hasta el más mínimo detalle. Dicen los que le conocen desde hace años que está más fino ahora que en su época de jugador. En ambas facetas, una característica común: la discreción.

A los entrenadores del Oviedo, sobre todo a los de fuera, se les asocia a una zona determinada de la ciudad, allí donde hacen vida. Anquela era un clásico de Vallobín y La Florida. También por La Florida se dejaba ver Sergio Egea. Javi Rozada, ovetense de pro, era más de moverse por el centro. Con el Cuco nadie sabe centrar su radio de acción. Está el confinamiento como excusa para recluirse en su casa y centrarse en su labor, pero da la sensación, o eso dicen los que han tratado con él, que es un entrenador que se prodiga poco por la ciudad. Que la discreción se ciñe a todos los aspectos de su vida.

Un giro del destino quiso que José Ángel Ziganda recibiera la visita de su mujer y una de sus dos hijas justo cuando, en marzo pasado, se decretó el estado de alarma. El confinamiento, pues, le tocó a Ziganda en familia, en lo que a la larga se convertiría en un periodo clave para entender su paso por el Oviedo. El entrenador se dedicó en cuerpo y alma a preparar lo que quedaba de competición, sin apenas tiempo libre para nada más. A aquella preparación le sucedieron unos resultados inmaculados, que sacaron al equipo de problemas con números de equipo importante en la categoría.

A pesar de su trayectoria en los banquillos (con el Athletic de Bilbao como punto culmen), Ziganda no ha detenido su preparación. Le gusta seguir formándose. Por eso decidió hace un par de temporadas tomarse un año sabático, establecerse en Inglaterra y, además de aprender el idioma, ver métodos de la Premier.

Fue en ese parón, dicen, cuando acentuó su interés por el coaching, método muy en boga en los últimos años. Esa fijación por el aspecto mental del futbolista tiene como referencia la figura de Imanol Ibarrondo, contrastado coach en el mundo deportivo y que actualmente se emplea en la Real Sociedad como responsable de la "unidad de emoción y rendimiento".

La cercanía al futbolista es lo que más destacan los jugadores de él. Un hombre dialogante con el futbolista, al que valora más allá de lo futbolístico. Hace un par de semanas, en la clásica charla en El Requexón para hablar del rival de esa jornada, en ese caso el Espanyol, Ziganda se pasó más de la mitad de su intervención alabando la actitud de Edu Cortina, en uno de sus últimos entrenamientos, en el día a día del equipo.

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