Todo está preparado para el inicio del derbi más atípico que se recuerda. El fútbol del covid-19, el derbi asturiano en particular, cambia sus reglas para desnudar las gradas, por primera vez en el Carlos Tartiere en un duelo de rivalidad regional. Un cambio en las reglas del juego con consecuencias en el comportamiento de deportistas y aficionados.

Miles de rostros de la Asturias futbolera se sentarán hoy delante del televisor para seguir el primer Oviedo-Sporting del curso, el segundo tras el estallido de la pandemia que ha dejado todo patas arriba. También el fútbol.

El Sporting partió de Mareo pasadas las 6.30 horas para rendir visita al Oviedo entre banderas y gritos de ánimo. Los rojiblancos lo hicieron ciñéndose a un estricto protocolo de seguridad que acompañó el ya habitual del covid-19, con claras instrucciones a la hora del uso del autocar en los desplazamientos. En esta ocasión no sólo viajaron los citados, la expedición incluyó también a los jugadores que se quedaron fuera de la citación.

En Oviedo, mucho ambiente oviedista en las terrazas de Pedro Miñor en las horas previas al inicio del duelo.

En el Tartiere habrá esta noche caras contadas, porque la gente no puede entrar al campo, mientras que en los bares y en las casas habrá incontables semblantes en una tensión insufrible que dura 90 minutos.

Cuando acabe, el derbi dejará vencidos y vencedores. Y el lunes se hará cuesta arriba para los caídos y cuesta abajo para los victoriosos. Sonrisas y lágrimas en una región que respira fútbol.