Han pasado casi siete meses desde la última vez que el Liberbank Oviedo Baloncesto jugó un partido de la LEB Oro en el polideportivo de Pumarín (el 7 de marzo, en la victoria por 88-70 ante el Leyma Coruña) y han cambiado tantas cosas que parece que ese duelo se disputó hace ya un siglo. Tan solo dos jugadores de la plantilla que jugó ese día continúan vistiendo de azul: el nuevo capitán, Oliver Arteaga, y el canterano Alejandro "Chuchi" Rodríguez. El resto son fichajes, de los que cuatro debutarán en Oro. Un montón de caras nuevas para enfrentarse hoy (12 horas) a uno de los favoritos al ascenso, el Breogán.

Y es que todo es diferente en un OCB que, para empezar, jugará por primera vez en la LEB Oro sin Víctor Pérez, una leyenda de la entidad que se ha despedido del club tras lograr un ascenso, una Copa Princesa, jugar cinco veces el play-off de ascenso a la ACB y disputar en total ocho temporadas en el primer equipo. Se le echará de menos en un polideportivo de Pumarín al que tan solo podrán acudir 300 personas por las restricciones provocadas por la pandemia. Tan diferentes son las cosas que ahora el OCB ha pasado de jugar los sábados por la tarde, su horario de siempre, a hacerlo los domingos por la mañana; que la LEB Oro se ha dividido en dos grupos, siendo el de los asturianos el más duro; y que la entidad carbayona, que se había colocado en una zona media de la competición en cuanto a presupuesto, ha tenido que dar un paso atrás, apretarse el cinturón y formar un equipo que tendrá que luchar muy duro para lograr la permanencia en una temporada en la que descienden cuatro equipos.

El verano ha sido muy difícil para el club ovetense, que ha visto frustrado su deseo de jugar en el Palacio de los Deportes y poder así dar cobijo a sus mil socios. Un problema que afecta en lo económico, pero que sobre todo obliga al club a hacer un esfuerzo extra por mantener una masa social que tanto esfuerzo le ha costado formar.

Pero no todo han sido malas noticias para los azules y las razones para mantener la esperanza en que se podrá lograr la permanencia en la categoría empiezan con la continuidad en el banquillo de Natxo Lezkano. El entrenador que llegó la pasada temporada para sustituir a Javi Rodríguez, con una dilatada experiencia en la ACB y que ha dirigido proyectos muy ambiciosos en la LEB Oro, aceptó el reto a pesar de los contratiempos y de la reducción del presupuesto (en torno al 40% inferior al del pasado curso). Lezkano le ha echado paciencia para formar un equipo con recursos tan escasos y poco a poco trata de que sea competitivo a pesar de la inexperiencia y juventud del equipo.

También ha sido un golpe de moral para club y para la afición el fichaje de Saúl Blanco, el mejor jugador asturiano de la historia que defenderá la camiseta del club de su ciudad por primera vez. Si bien, las lesiones le han hecho perderse casi toda la pretemporada y hoy no podrá estar a las órdenes de Lezkano. Tampoco Kabasele, que no ha podido viajar desde su país, Congo, a Oviedo por problemas burocráticos. El pívot llegará la próxima semana. Tampoco podrá ayudar al equipo el alero Cameron Oluyitan, el último fichaje, que también llega a la ciudad la próxima semana.

El resto -Frey, Speight, Ferreiro, Brown, Chuchi, Bartolomé, Martí, Norelia y Arteaga- buscarán hoy la sorpresa y dar así una alegría a la sufrida afición de Pumarín.