Gane quien gane siempre gana un esloveno. Y el vencedor no ha sido precisamente Primoz Roglic, que se encuentra disputando la Vuelta, sino un ciclista más modesto, Jan Tratnik, en un día de tregua, en una jornada larga, de 225 kilómetros, donde las figuras de la carrera, los que se van a jugar la victoria final, decidieron tomarse una tregua, ¿y por qué? pues porque este miércoles llega una cita cargada de historia en el Giro y también en el ciclismo mundial. Toca el turno de Madonna di Campiglio, sabor alpino para una ronda italiana que sigue liderando con apuros pero de brillante y hasta demarrando en meta el joven portugués Joao Almeida.

Despertó el Giro con la noticia de que el velocista Fernando Gaviria se había convertido en el primer deportista profesional de alto nivel que se reinfectaba con el dichoso covid. Pero, a la vez, con la tranquilidad de saber que, a partir de ahora, la carretera hacia Milán estaba libre del obstáculo de suspensión, al margen de que la nieve, enturbie de una manera u otra, las ascensiones previstas para esta semana, con un plan B diseñado por si acaso.

Con el hacha enterrada

El Giro, al menos sus figuras, rodaron con el hacha enterrada mientras se formaba una fuga que iba cogiendo minutos y minutos. Era clara la diferencia a la hora de rodar. Los fugados, entre los que iba el aragonés del Movistar, Sergio Samitier, ponían un ritmo eficaz y por detrás, a veces, casi daba la sensación visual de que la velocidad era más propia de una jornada de cicloturismo activo.

Así es el ciclismo. Muchas veces los organizadores ponen una etapa con seis ascensiones, cortas pero con algún repecho que quemaba las piernas, pero los ciclistas deciden subirlos en paz y tranquilidad dejando el combate sin cuartel para otro día. Y es que Madonna di Campiglio no es una subida sencilla. Es uno de esos puertos que llaman a decidir una carrera como el Giro, para lo bueno, la defensa del liderato o el asalto al mismo, o para lo malo. En 1999, Marco Pantani era el líder de la carrera, a tan solo dos etapas para el final. Paso un control de hematocrito y se llevó un susto que cambió su vida desgraciadamente para siempre. Sospechoso de dopaje, fue expulsado de la carrera.

Almeida demarra

Almeida, el joven líder de la carrera, al menos quiso dar un toque de calidad en el último kilómetro de la etapa para buscar algún segundo de gloria, casi 13 minutos después de que Tratnik levantase los brazos en San Daniele del Friuli. Demarró y dejó a todos clavados. Tan solo consiguió dos segundos de ventaja sobre Wilco Kelderman. Fueron dos segundos de rabia para que todos vieran que este miércoles puede perder la 'maglia rosa', pero que hasta ahora la está llevando con gallardía para demostrar que es un corredor con un futuro tan brillante como enorme.