Hace un año, más o menos por estas fechas, Zinedine Zidane viajó a Estambul con media estocada tras una derrota sonrojante en Mallorca. El Madrid ganó al Galatasaray y, a partir de ahí, inició una racha que le condujo al título de Liga. El técnico francés se pasó la semana pasada escuchando comparaciones con la situación actual tras el doble tropiezo ante el Cádiz y el Shakhtar. Quizá por eso el sábado, tras el 1-3 en el Camp Nou, tuvo unas palabras poco habituales en alguien como él, tan impermeable al entorno: "Hay que disfrutar después de los comentarios que se hicieron sobre la plantilla. Nos hemos reivindicado, pero solo son tres puntos".

Zidane recuperó la sonrisa en Barcelona y ayer, cuando pocos lo esperaban, a un jugador que llegó para ser determinante en el Madrid. Pese a que solo completó un entrenamiento, Eden Hazard entró en la convocatoria para el partido de mañana frente al Borussia Moenchengladbach, más importante de lo que cabría suponer por tratarse de la segunda jornada de la fase de grupos de la Champions. La derrota frente al Shakhtar obliga al Madrid a volver con los tres puntos para no complicarse aún más la vida en un grupo exigente que se completa con el Inter.

En otra de sus citas clave como entrenador del Real Madrid, Ziganda hizo lo que tocaba. Acostumbrado a sorprender con las alineaciones, en el Camp Nou tiró de sentido común. La defensa indiscutible (a falta de Carvajal), el centro del campo que se perfila para el futuro inmediato (con la alternativa Modric-Valverde según el momento y el rival) y una delantera que, a la espera de Hazard, se presume como habitual ante la inconsistencia de Rodrygo y Jovic.

Zidane no cayó en un ataque de entrenador y sus jugadores hicieron el resto. Lo explicó claramente Sergio Ramos después de cantar victoria en el Clásico. "Se puede perder, pero hay cosas innegociables: la actitud y la intensidad. Ésta es la línea para toda la temporada". La mejoría del Madrid no se entiende sin la presencia de Ramos, líder de la defensa y muchas veces, como el sábado, desatascador del juego de ataque.

Koeman, la cruz. Mientras, el vaivén del fútbol deja esta vez a Ronald Koeman en entredicho. Pese a que atizó la polémica con el VAR por el penalti del 1-2, a Koeman el atrevimiento que otras veces le valió encendidos elogios, esta vez actuó en su contra. La apuesta por Pedri, en lugar de Griezmann, no resultó. Y los cambios para intentar la remontada provocaron un desequilibrio que fue aprovechado por el Madrid para matar el partido. Para colmo, Koeman pierde para la visita del miércoles a la Juventus a Coutinho, lesionado, además de Piqué, sancionado. Aunque todo esto quedará hoy en un segundo plano en Barcelona ante la posibilidad de que la junta de Bartomeu dimita.