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PIRAGÜISMO

El tributo de Maxi Llamedo

El palista desciende noventa veces el Sella, una por cada año que se ha celebrado la prueba, en homenaje a las Piraguas

En la imagen de la izquierda, Maxi Llamedo celebra haber completado la hazaña, con Juan Carlos Sierra detrás. En la foto de la derecha, el K-2 de Llamedo durante el recorrido. J. M. C.

A principios de este año las expectativas eran otras cuando se hacían los preparativos para celebrar los 90 años desde que Dionisio de la Huerta "inventó" el Descenso Internacional del Sella. Con lo que nadie contaba era con el impacto de la pandemia, que obligó a cancelar la mítica prueba. Pero antes de que el mundo descubriera lo que se escondía tras la palabra "covid-19", el palista Maxi Llamedo Blanco había comenzado una particular andadura para rendir tributo al Sella.

Llamedo se propuso palear noventa descensos, unos en K-1 y otros en K-2, en el mítico río durante el presente ejercicio: un por cada Descenso. Y lo logró. Cumplió el ansiado reto el pasado sábado formando barco de equipo con Juan Carlos Sierra, con quién ya remaba en competición oficial a principios de la década de los ochenta. Maxi Llamedo es una persona muy ligada al Sella y a todo lo que rodea el mundo de la piragua. Su mayor éxito deportivo sobre una embarcación -fabricada por el riosellano Antonio Cuesta- aconteció en 1984, cuando, junto a su hermano Milio, se alzó con la victoria absoluta en la XLVIII Descenso Internacional del Sella, uno de los grandes logros del deporte de Arriondas. Aquel año triunfó en la modalidad de K-1 el inglés Tom Cornish.

El apellido Llamedo siempre ha estado estrechamente ligado al Sella. Maxi es en la actualidad miembro del Comité Organizador del Descenso Internacional del Sella (CODIS) y aporta su granito de arena para que la prueba continúe en lo más alto. Como buen piragüista conoce a fondo los secretos de la competición, tanto dentro como fuera del agua. Vive y disfruta el Sella como el primer día en que empezó a dar sus primeras paladas. Atrás quedaron la tensión y los nervios, incluso noches en vela previas a la gran cita. Ahora toca el deleite más pausado, aunque también con su punto de emotividad, sea un descenso, quince o noventa en buena compañía. Vaya por delante que un sellero nunca cuelga la pala.

Pese a que Maxi Llamedo triunfó en el mundo de la piragua en su río, ante su gente, en la ribera del Sella, no hay que olvidar que también destacó en sus años mozos en otra disciplina que tuvo como epicentro las pistas de Infiesto y de Arriondas, allá por la segunda mitad de los años setenta del siglo pasado. Fue uno de los puntales del Club Patín Sella, equipo de hockey sobre patines que marcó una época en el Oriente de Asturias. A ello debe sumarse, ya en su madurez, otra gran pasión, en este caso de dos ruedas: las motos. Suele competir en la Copa Catalana de resistencia de motos clásicas en compañía de Jorge Luis Quirós. Sin lugar a dudas, un polifacético deportista, además de gran trabajador y amigo de sus amigos. Y un sellero con mayúsculas.

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