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Con la comida no se juega

Los restaurantes que dan de comer a deportistas de varios clubes de Oviedo seguirán haciéndolo a pesar de tener que cesar su actividad

Pablo Ferreiro, del Oviedo Baloncesto, en el restaurante que le da la comida y la cena a diario. | OCB

Una de las formas que tienen los comercios locales de colaborar con los clubes deportivos de sus ciudades es ofrecerles sus servicios de forma gratuita, a cambio de publicidad. Entre ellos, uno de los más demandados es el de la comida. Entidades como el Liberbank Oviedo Baloncesto o el Unión Financiera Base Oviedo de balonmano, en los que una parte de la plantilla es de fuera de Asturias, ofrecen a los jugadores que fichan costearles las comidas y las cenas.

Un ahorro económico y de tiempo que es fundamental para ellos. El cierre de la hostelería decretado a partir de hoy en Asturias por la pandemia del coronavirus podía haber puesto a los clubes y a sus jugadores en una encrucijada. No ha sido así porque se han encontrado con una respuesta de las que llega a emocionar: seguirán dándoles de comer pase lo que pase. En algunos casos, aunque sea el propio dueño el que tenga que hacerles la comida si no tiene a un cocinero a su disposición.

“Se vuelcan con nosotros”, dice Pepe Rionda, presidente del Unión Financiera de balonmano, que detalla la atención que recibe del Café La Tierra, en La Florida, tiene con ellos: “Llaman todos los días por teléfono a los jugadores para preguntarles qué quieren de menú, se lo preparan, los chavales se pasan por el local y se lo llevan a casa. En marzo, durante el confinamiento, para que no tuvieran que salir se lo acercaban hasta sus domicilios”. En el caso del Unión Financiera son cuatro jugadores –Dani Tolmos, Dani Sedano, Magnol Suárez y Nacho Zapico– y el entrenador –Toni Malla– los que reciben este servicio.

Más complicada es la cosa en el caso del Liberbank Oviedo Baloncesto, con muchos más jugadores de fuera de Asturias a los que tienen que darles este servicio. En su caso, casi toda la plantilla tiene el por contrato la comida y la cena. Tanto es así que han tenido que repartirlos entre cuatro establecimientos: La Carta de Cimadevilla, La Gran Vetusta, La Industrial y La Competencia. Héctor Galán, director general del club, reconoce que una vez que supo que se iba a cerrar la hostelería se preocupó “bastante”. Una preocupación que disminuyó después de hablar con los responsables de estos establecimientos. En dos de los casos le dijeron que, en el supuesto de no tener a los cocineros disponibles, ellos mismos se harían cargo de preparar la comida. Todo menos dejar a los jugadores tirados. “Son patrocinadores que no están en primera línea y que muchas veces no son los que más suenan; pero, sin duda, sin su aportación sería imposible hacer lo que hacemos”, explica Héctor Galán. En el caso del OCB son en total trece jugadores y el entrenador, Natxo Lezkano, los que tienen costeada la comida y la cena.

A partir de ahora todo va a depender del tiempo que dure el cierre de la hostelería. De momento, las dos próximas semanas, tanto el Oviedo Baloncesto como el Base Oviedo tienen garantizado ese servicio para los suyos. Si la cosa se dilata en el tiempo todo se complicará, también el propio futuro de la competición (la Primera Nacional en el caso del balonmano y la LEB Oro en el del baloncesto).

Aun así, lo que sienten unos y otros, es “orgullo” de tener el apoyo de estos negocios: “Que con la situación que están atravesando nos sigan apoyando nos hace sentirnos muy orgullosos de todos ellos y muy agradecidos por su colaboración, atención y trato”, dice Galán, para quien se tratan de “pilares fundamentales del crecimiento y evolución del club”. Rionda, por su parte, destaca la calidad humana de los dueños del establecimiento que colabora con ellos: “Ramón y Lola son dos fenómenos, nos llevan ayudando este año y el pasado, y no se puede imaginar nadie lo bien que nos tratan”. Un trato caluroso y cercano que será aún más personal ahora que van a ser los únicos comensales de la ciudad.

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