"No es una decisión fácil. Desde niño he ido a la selección española, pero la situación ha hecho que empiece a valorarlo en serio". Víctor Alonso (Gijón, 1990) tiene sobre la mesa la posibilidad de jugar para la selección de balonmano de Kosovo. El gijonés se muestra cansado de no entrar en los planes de Jordi Ribera, seleccionador español. "Me ignora. Sé que no es fácil elegir, pero en los últimos años me he sentido al nivel para competir con España", señala el de El Natahoyo, que lleva sin entrar en una lista desde 2014. Enrolado en el conjunto kosovar KH Besa Famgas desde el pasado mes de agosto, el director deportivo del club, que a su vez es vicepresidente de la Federación de Kosovo, le ha propuesto seguir los pasos para nacionalizarse. "Lo estoy valorando y, en principio, daré una respuesta definitiva la semana que viene", señala a LA NUEVA ESPAÑA.

La pista del Colegio Santa Olaya vio los primeros pasos en el balonmano de un jugador que despuntó en el Gedo hasta debutar, con 17 años, en un gigante del balonmano como Portland San Antonio. Víctor Alonso atraviesa a sus 30 años una madurez deportiva que quiere exprimir al máximo. "Esta posibilidad surgió hace tres semanas y estaba deseando que por parte de la Federación Española me dijesen algo, que me esperase. Nadie ha contactado conmigo y no creo que lo hagan. No cuento para Jordi (Ribera). El año pasado me tuvo enfrente en tres partidos y no perdió ni dos minutos conmigo", comenta el gijonés. "Mi familia me apoya si decido jugar para Kosovo. Saben que lo paso mal que lo paso cuando sale una convocatoria de España y no me veo en la lista. Soy cabezón y siempre luché por estar ahí. No conseguirlo te duele", añade Víctor desde Peja, ciudad en la que reside, al oeste de Kosovo. Allí celebra hoy el primer cumpleaños de su hija, María Victoria. Allí espera ser padre de otra niña, en un par de meses, tiempo que puede traerle también una nueva nacionalidad. "Yo siempre seré de El Natahoyo, de la avenida de Galicia", concluye, sin perder la sonrisa, el gijonés.