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Fútbol | Segunda B

Del hospital a la zapatería

El futbolista del Lealtad Álex Blanco, al pie del cañón en su negocio tras desmayarse en Soria

Álex Blanco, ayer, en la zapatería que regenta en Pola de Siero, tras llegar de Soria, donde sufrió un desmayo. | Julián Rus

Álex Blanco (Pola de Siero, 34 años) dio el domingo un susto de los gordos. Por fortuna lo puede contar. El futbolista del Lealtad, suplente en el partido ante el Numancia (1-0) en Los Pajaritos, que supuso el fin de la racha de 69 encuentros sin perder, seguía el partido en la grada, junto a los suplentes, cuando todo se le hizo negro. “Me desvanecí un poco y me intenté agarrar a la barandilla. No caí a plomo de primeras, pero luego sí me precipité a suelo”, dice Blanco, que tuvo que pasar la noche en el hospital de Soria, en observación. La caída fue desde unos dos metros. Lo positivo es que todo se quedó en un susto. Ayer, sonriente, Blanco ya estaba firme al pie del cañón en la zapatería Samartino de Pola de Siero.

El futbolista, con una amplia trayectoria, compagina el fútbol con la gestión de este negocio familiar, que tiene ya 34 años. Tantos como él. Su padre falleció recientemente y Blanco se ocupa ahora de la zapatería con el apoyo de su madre. “En los últimos años tuvimos muchas pérdidas y no estamos para más sustos”, dice. Blanco no encuentra explicación a su desmayo. Sí recuerda que hace mucho tiempo, siendo un niño, sufrió algún tipo de vahído, pero ninguno como el de Soria. “Quizá haya sido debido a la tensión del partido. Estoy bien. En el hospital me trataron muy bien y me hicieron de todo. Análisis de sangre, orina, radiografías... Pasé por chapa y pintura”, bromea el futbolista, que además tira de retranca para explicar lo sucedido. “Yo siempre fui un defensa muy duro. Hubo días de chocar cabeza con cabeza con otro: él para el hospital y yo a trabajar”.

Marina Gonzalo, colaboradora habitual del Numancia y enfermera del hospital en el que Álex ingresó, fue la que atendió a Blanco antes de llegar la ambulancia. “Estoy muy agradecido. Ya la conocía y tengo muy buena relación”. El defensor, que se formó en la cantera del Oviedo, jugó en el Numancia en la temporada 2009-2010. Pacheta, ex técnico azul, le fichó siendo director deportivo del club de Soria.

Blanco no recuerda prácticamente nada de lo sucedido una vez que perdió el conocimiento y cayó de la grada. “Cuando desperté estaba rodeado de gente y estaba alucinando. Lo que tenía era muchísimo frío y había mucha agua en el suelo”, acierta a decir. Su familia se estremeció por su estado de salud, aunque rápidamente él mismo los tranquilizó, ya consciente. Ayer la calma ya era plena tras el buen resultado de todas las pruebas médicas: “Fue todo mejor de lo esperado”.

Blanco puso rumbo ayer a Asturias en un coche de alquiler, previo paso por Villaviciosa, para coger su vehículo. Luego, viajó a la Pola a atender el negocio. “Hacemos de todo y creo que somos esenciales, porque nadie nos dijo que tuviésemos que parar”, dice Blanco respecto al parón de la actividad en Asturias por culpa del avance de la pandemia en la región.

El asturiano, si todo va según lo previsto, se incorporará a los entrenamientos el miércoles e irá de forma progresiva. Así, con calma, se intentará dar carpetazo al susto, que ya nunca olvidará en su larga carrera en el fútbol. Formado en la cantera del Oviedo, jugó en el Montañeros de La Coruña, Condal de Noreña, Marino de Luanco, Numancia, Barakaldo, Alicante, Caudal y Lealtad. En el club maliayo lleva cinco temporadas.

Álex Blanco (Pola de Siero, 34 años) dio el domingo un susto de los gordos. Por fortuna lo puede contar. El futbolista del Lealtad, suplente en el partido ante el Numancia (1-0) en Los Pajaritos, que supuso el fin de la racha de 69 encuentros sin perder, seguía el partido en la grada, junto a los suplentes, cuando todo se le hizo negro. “Me desvanecí un poco y me intenté agarrar a la barandilla. No caí a plomo de primeras, pero luego sí me precipité a suelo”, dice Blanco, que tuvo que pasar la noche en el hospital de Soria, en observación. La caída fue desde unos dos metros. Lo positivo es que todo se quedó en un susto. Ayer, sonriente, Blanco ya estaba firme al pie del cañón en la zapatería Samartino de Pola de Siero.

El futbolista, con una amplia trayectoria, compagina el fútbol con la gestión de este negocio familiar, que tiene ya 34 años. Tantos como él. Su padre falleció recientemente y Blanco se ocupa ahora de la zapatería con el apoyo de su madre. “En los últimos años tuvimos muchas pérdidas y no estamos para más sustos”, dice. Blanco no encuentra explicación a su desmayo. Sí recuerda que hace mucho tiempo, siendo un niño, sufrió algún tipo de vahído, pero ninguno como el de Soria. “Quizá haya sido debido a la tensión del partido. Estoy bien. En el hospital me trataron muy bien y me hicieron de todo. Análisis de sangre, orina, radiografías... Pasé por chapa y pintura”, bromea el futbolista, que además tira de retranca para explicar lo sucedido. “Yo siempre fui un defensa muy duro. Hubo días de chocar cabeza con cabeza con otro: él para el hospital y yo a trabajar”.

Blanco no recuerda prácticamente nada de lo sucedido una vez que perdió el conocimiento y cayó de la grada. “Cuando desperté estaba rodeado de gente y estaba alucinando. Lo que tenía era muchísimo frío y había mucha agua en el suelo”, acierta a decir. Su familia se estremeció por su estado de salud, aunque rápidamente él mismo los tranquilizó, ya consciente. Ayer la calma ya era plena tras el buen resultado de todas las pruebas médicas: “Fue todo mejor de lo esperado”.

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