El preparador físico del Marino, Nacho López, considera que jugar el sábado en Burgos, tal como está previsto en el calendario de grupo 1-B de Segunda B, supone un alto riego de lesión para sus jugadores. La plantilla del Marino ha realizado diez días de confinamiento domiciliario, sin entrenarse en grupo, por la aparición de un positivo por covid-19. Ayer se reincorporaron al trabajo con la ausencia de tres jugadores que aún no habían recibido el alta de la Seguridad Social.

“Me parece muy bien que se preserve la salud, pero también la deportiva”, señala Nacho López, que considera que, en caso de que la Federación no atienda la solicitud de aplazamiento, “iría en contra de toda la teoría del entrenamiento. Además, nos tendríamos que enfrentar a un equipo que no interrumpió en ningún momento su ritmo competitivo”.

Pero al margen de las dificultades de lograr un buen resultado, lo que preocupa a Nacho López es el riesgo de lesiones: “Estamos con un plan para reincorporar a los jugadores con ejercicios propios del fútbol porque en sus casas poco han podido hacer. Habrá grupos musculares incluso más cargados, que necesitan tiempo para adaptarse a las carreras, los saltos, cambios de dirección...”. La situación se complica aún más porque el Marino tendría que jugar el miércoles 25 el partido aplazado frente al Valladolid Promesas y el domingo 29 contra el Langreo.