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Urbano, de central del Sporting a arquitecto del Alavés

“Mareo da un plus para el éxito en tiempos de pocos fichajes; hay un potencial alto”, dice el adjunto a la dirección deportiva vitoriana

Urbano, en su despacho en el Alavés, junto a una foto de su etapa como rojiblanco. | U. S. P.

El fútbol ha estado en su cabeza desde bien niño. Primero lo jugó en el Avilés Industrial, su trampolín en cadetes hacia el Sporting, en el que debutó en Primera. Lo exprimió hasta los 36 años, con un último servicio en el Olímpic de Xativa. Ahora, las experiencias de Urbano Santos Palicio (Gijón, 5-2-1975) han afilado la mirada para detectar talento y construir equipos, convirtiéndole durante los últimos cinco años en uno de los arquitectos del resurgir del Alavés, donde ejerce de adjunto a la dirección deportiva y miembro de la secretaría técnica.

“A mí también me fichó ‘El Negro’”, apunta Urbano, gijonés que de niño se fue a vivir a Avilés, donde también funcionaba el inmenso radar de José Fernández, popular ojeador rojiblanco. Central de estatura y elegante salida de balón, aquello fue para él “la noticia más alegre que te podían dar. Había empezado a jugar en el Avilés Industrial porque vivíamos cerca de La Toba, pero mi familia y yo éramos todos del Sporting”. Formó parte de la quinta de Caco Morán, Mario Cotelo y Salva Capín, entre otros muchos con los que comparte un grupo de whatsapp llamado “Sporting generación del 74-75”. A Urbano el turno del primer equipo le tocó con Benito Floro, en la temporada 1996-97.

“Fue en San Mamés. Perdíamos 4-0, quedaba como media hora y enfrente estaban Urzaiz, Guerrero, Ziganda y Etxeberría. ¡Tela!. Mi reto era que no nos metieran más. Se logró”, recuerda Urbano. “Tardé luego en aparecer y caí lesionado cuando Montes apostó fuerte por mí. Me fui cedido al Badajoz y después tuve ofertas de Primera. El Sporting no me dejó marchar, volví y mi relación con el club ya no era fluida. Decidí irme libre al Rayo porque consideré que no se me había valorado. No sé si fue justo o no, pero ahora que estoy en un club del otro lado lo veo de otra manera. Quizá con lo que sé no hubiera obrado igual”, recuerda.

Urbano tiene claro que para un chaval de Gijón “lo máximo es jugar en el Sporting. Creo que no hay sensación que lo supere a quien le guste el fútbol, igual la selección española a ese nivel”. A su afición sportinguista y a su trabajo le debe un profundo conocimiento de la plantilla actual y también de la quinta del colegio La Asunción en un año con siete jugadores de la ciudad en el primer equipo por primera vez en dos décadas. “Canteras como la de Mareo dan un plus para poder alcanzar el éxito en tiempos en los que la pandemia da opción a pocos fichajes. En este Sporting hay un potencial alto”, subraya sin dejar de remarcar que “Mareo ha sido un pilar importante en el pasado, lo es este año y lo debe ser en el futuro”.

“Han mezclado bien veteranía y juventud”, continúa el gijonés sobre la plantilla del Sporting, en el que hay un jugador cedido por el Alavés: Saúl García. “Es un gran futbolista, vistoso en fase ofensiva y buen tipo”, resume sobre el cántabro. Urbano, con apartamento en Vitoria y residencia en Alicante, es padre de un niño, Joel, de 13 años, mediocentro espigado que quiere seguir sus pasos. “A estas edades, que estudien y disfruten”, concluye el gijonés, que no descarta “asturianizar más” el Alavés tras el éxito logrado con Abelardo, Jony y Muñiz.

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