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Biles da el gran salto hacia la salud mental

La gimnasta tampoco competirá hoy y su Federación la apoya: “Aplaudimos su valentía”

La estadounidense Simone Biles, ayer, en el Centro de Gimnasia de Ariake de Tokio, durante la final masculina de gimnasia artística. Efe/ Enric Fontcuberta

El derrumbe psicológico de Simone Biles, la gimnasta estadounidense señalada a priori como la gran estrella mediática de los Juegos de Tokio, se confirmó con un comunicado de la federación de su país en el que informaba de que hoy tampoco estará en la sala para participar en el concurso completo. Y añadía: “Apoyamos de todo corazón la decisión de Simone y aplaudimos la valentía que ha tenido al poner por delante su bienestar”.

Biles no dudó en explicar lo que le ocurría tras su abandono del martes, al fallar en el ejercicio de salto: “No estaba lesionada. Bueno, sí, se me había lesionado el orgullo”. Olvidando los prejuicios sobre los deportistas de elite, a los que se presume imperturbables, la gimnasta mostró sin dudar públicamente sus debilidades: “Somos personas y a veces tenemos que dar un paso atrás y hablar. Ahora debo centrarme en mi salud mental, ya no confío tanto en mí”.

“El paso al frente que ha dado Biles me parece fenomenal”. Son palabras de la asturiana Irma Álvarez, psicóloga del deporte y la actividad física, que actualmente trabaja con el Bádminton Oviedo y el Triatlón Oviedo, además de futbolistas que van becados a Estados Unidos. Álvarez lamenta que casos como el de Biles propicien que “la gente nos asocie con el problema. Y esto no funciona así. El trabajo psicológico es algo del día a día, una parte más del entrenamiento. No es cuestión de que surja una crisis y se soluciona sobre la marcha”.

En Estados Unidos no todo el mundo ha entendido el “crack” de Biles como algo normal en una persona sometida a una presión brutal. Un locutor estadounidense, con un discurso claramente trumpista, se atrevió a comentar el abandono de su gimnasta estrella como un síntoma de la sociedad actual: “Estamos haciendo crecer generaciones de gente débil”.

Irma Álvarez se sitúa en el extremo contrario: “Mentalmente, Biles es superfuerte, como ya demostró en otras competiciones. Además, tiene que estar muy bien trabajada psicológicamente para salir a desmentir a su federación, que inicialmente hablaba de un problema físico”. Álvarez considera que la crisis de Biles surge por varios factores: “Tiene que ver con los objetivos, las expectativas, lo que se comenta en redes sociales, lo que se publica en los medios de comunicación...”.

La profesional asturiana considera que con su paso atrás Simone Biles también prevé problemas de otro tipo: “Muchas de las lesiones de los deportistas de elite vienen de la cabeza. Cuando sales a competir con inseguridad puede derivar en un problema físico. Es igual que si tienes una sobrecarga muscular. Y más en la gimnasia, con movimientos tan específicos, tan exactos”.

Lo que parece claro es que el “caso Biles” supondrá un antes y un después para la psicología deportiva. Así lo ve José Carlos Jaenes, el especialista que ayudó al nadador Rafa Muñoz tras dos intentos de suicidio y asesora a diez olímpicos españoles: “Simone Biles abrirá las puertas del armario de la salud mental”. Jaenes considera que “en el fondo Biles sabía qué le podía pasar. Tenía en la cabeza los demonios de los que habla”.

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