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Guayacén Sánchez de la Nuez | Defensa del Marino, acaba de jugar su partido 500 con los de Luanco

“Elegí el Marino por la confianza que siempre me dieron Gallego y Quirós”

“A diferencia de otros clubes, sabía que aquí cumplían lo que prometían; en catorce temporadas no tuve ni un solo problema de cobro”

Guaya, en Miramar, ante el número 500. | Mara Villamuza

El domingo fue un día redondo para Guayacén Sánchez de la Nuez, Guaya (Las Palmas, 7 de agosto de 1985) en todos los sentidos. Su equipo, el Marino, logró una victoria clave frente al Llanera (1-0) y él alcanzó los 500 partidos con la camiseta del equipo de Luanco. Un logro que él atribuye a su trabajo para llegar en buenas condiciones físicas a los 36 años, pero también a la confianza que le dio siempre el presidente del Marino, Luis Gallego, y el entrenador que más le ha marcado, José Luis Quirós.

–¿Qué supone para usted esa marca?

–Una alegría muy grande. Desde que salí del Vecindario con 21 años, el Marino fue el club que más confió en mí. Después de mi primera etapa, el presidente, Luis Gallego, siempre estuvo pendiente. Cuando jugué en el filial del Villarreal y de Osasuna me llamaba todos los fines de semana para preguntarme qué tal me había ido. Conecté muy bien con él y con José Luis Quirós, con el que conseguí dar el salto en mi carrera.

–¿Cuál es el balance?

–Ha habido de todo, temporadas buenas y malas tanto en lo colectivo como en lo individual. El presidente me dijo que podría estar en el Marino hasta que quisiera, siempre que el cuerpo técnico estuviese de acuerdo. Pero Luis sabe que en el momento que vea que no pueda competir a este nivel me echaré a un lado para que venga gente joven.

–¿Con qué partido se quedaría de estos 500?

–Con el de la vuelta de Sestao, del último ascenso. Ya fue impresionante el ambiente en la ida, pero lo de Sestao increíble. En la Liga regular no quedamos campeones por un gol, pero fue mejor porque jugamos seis semanas más, a gran nivel y con una convivencia increíble. Además, el gol del ascenso llegó muy al final, lo celebramos por todo lo alto.

–¿Qué encontró en Luanco futbolísticamente?

–La confianza que me dieron. Y saber que aquí había un club que cumplía lo que prometía. En todos estos años no he tenido ni un solo problema de cobro. Estuve bien en Villarreal y Pamplona, en dos grandes filiales. Pero hay que valorar que un club tan humilde como el Marino nunca haya tenido problemas de impagos. Además, en Luanco conocí a mi mujer y estoy muy a gusto.

–¿Tuvo malas experiencias en otros sitios?

–Sí. La temporada que estuve en Osasuna me marché en diciembre al Pájara Playas y nos pasamos cinco meses sin cobrar. Por eso, cuando me llamó Luis no me lo pensé dos veces. Podía haber vuelto a las islas, pero las cosas estaban muy feas por entonces y sabía que en el Marino tenía todas las garantías. Ahora estoy mejor que nunca con las instalaciones que tenemos. Llevo catorce años en el Marino y entrenado en diez superficies diferentes. Hemos ganado mucho en el último año con el nuevo césped de Balbín. Estás en tu entorno, en tu vestuario, y eso se nota.

–La vuelta a Balbín ha coincidido con la mejoría de los resultados.

–Con todo el respeto para el anterior cuerpo técnico, el cambio de entrenador nos vino muy bien. Manel empezó a jugar con cinco defensas y nos hicimos muy fuertes. Esta temporada empezamos un poco mal porque cometíamos muchos errores defensivamente, pero ahora volvemos a la dinámica de no encajar. Tenemos muchas ganas de tirar para arriba.

–¿Hasta cuándo piensa seguir jugando?

–Yo me encuentro muy bien. Al final de la pasada temporada me senté con Manel y no tardamos ni un minuto en llegar a un acuerdo porque me dijo que me veía bien y que a él la edad no le importaba. Ahora estoy jugando de central, como me advirtió en su momento Quirós, aunque yo me veía más de lateral o carrilero. Iré viendo año a año, siempre que Manel y Boris confíen en mí.

–¿Después seguirá vinculado con el fútbol?

–No me llama la atención entrenar. Lo hice hace años con infantiles y cadetes, pero no me veo, aunque quizá después de un tiempo me entre el mono y lo haga.

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