El currículum de Francisco Javier Martín del Burgo (Ciudad Real, 1949) es inabarcable. A saber: primer director de la Agencia Estatal Antidopaje, diputado del PSOE (1986-1996) y ponente de la Ley del Deporte de 1990, director general de Deporte de Castilla La Mancha, presidente de la Diputación Provincial de Ciudad Real... Todos sus cargos tienen algo en común: siempre ha estado ligado al deporte. Del Burgo, autor de varios libros, es actualmente presidente del Consejo Académico y Científico asesor de la Universidad Isabel I y ayer dio una charla en el conservatorio de Luarca, en una de las jornadas del Torneo Internacional de fútbol sala. Horas después, acompañado por su inseparable Gonzalo Azcárate, reflexiona con LA NUEVA ESPAÑA sobre el deporte actual.

–Dice que en el deporte hay varias partes.

–Lo que emerge del deporte es el resultado y la competición, que es la parte más vistosa. Hay otra parte que debe tener nuestra atención y son los valores que hay que desarrollar.

–¿Por ejemplo?

–El deporte, en edad escolar, no puede ceñirse únicamente a la competición. Hay que avanzar más en valores y es lo que intento plasmar en mis trabajos.

–¿Actualmente se respetan los valores del deporte?

–Estamos bien en el enunciado, pero en la práctica hay mucho por hacer. Hay que reorientar en edad escolar, porque los niños no son campeones. Hay 31 valores en la actividad física que hay que potenciar. Se puede hacer con una colaboración público-privada.

–¿Falta un plan a nivel estatal?

–Puede ser, hay ideas sueltas, que son positivas, pero si se aglutinasen en un programa sería mucho más efectivo.

–¿Se deben permitir las goleadas en el deporte formativo?

–Eso es negativo, porque es desmotivador. Habría que procurar, cuando se forman las ligas, que un equipo de alevines, vamos a decir del Barcelona, no compitiese contra un equipo de barrio. Las goleadas pueden ser un hándicap y provocar que pierdan el interés. Los cruces deberían reinventarse.

–¿Le preocupa la violencia en el fútbol profesional? El último derbi asturiano acabó en una agresión al portero del Oviedo.

–En deporte profesional tienen gran consideración los actores, que son importante para los pequeños. Hay que tener cuidado con esas conductas, porque perjudican al romanticismo y afectan a los más pequeños.

–¿Se están perdiendo esos valores de respeto al contrario?

–Hay que diferenciar a los profesionales de los escolares. Los primeros viven de esto. Está claro que hay que tener cuidado con todos los gestos.

–Hizo carrera política. ¿En qué se parece al deporte?

–La gestión es gestión: tienes presupuesto, personal... Las similitudes tiene que ver con la administración.

–Fue ponente en el congreso de la Ley del Deporte de 1990, ¿qué supuso?

–Fue la primera ley democrática en España que dio un cambio a la regulación del deporte: la anterior era del año 1961 y se trataba de una especie de catecismo.

–¿Qué cambió?

–Separó el deporte profesional del aficionado y reguló la disciplina deportiva, además de las federaciones estatales. También cambiaron la condición de las ligas profesionales. Luego hubo que modificar muchas cosas. Sobre todo el papel de las Comunidades Autónomas, que ahora asumen casi la gestión total.

–¿La ley tuvo respaldo?

–Fue votada por unanimidad en un gran parte de su articulado, aunque tuvo votos en contra en el apartado de las sociedades anónimas deportivas (SAD).

–Ese cambio fue muy profundo.

–Sí, porque se creaban por primera vez. Ahora los clubes no tienen obligación de convertirse en SAD, porque hay controles suficientes por parte de las Ligas, que ejercen un papel muy fuerte de supervisión financiera.

–¿Cómo recibió la sociedad española la llegada de las SAD?

–La ley, en global, fue bien recibida. Respecto a la sociedad anónimas deportivas fue un cambio total, también en las sociedad. Los clubes tuvieron que empezar a organizarse jurídica y administrativamente de forma diferente.

–Hay aficionados que sostienen que el paso de los clubes a SAD fue muy negativo para el fútbol.

–Los clubes tenían deudas y muchos jugadores no cobraban. Si no regulaban sus empresas... Ahora las cosas han cambiado y no es obligatorio ser SAD, pero los clubes tienen que someterse a un control estricto. Cuando hicimos esa ley, los clubes que tenían un patrimonio neto positivo no se convirtieron. Esos clubes eran Athletic, Osasuna, Real Madrid y Barcelona.

–¿Recuerda alguna anécdota en su tramitación?

–Recuerdo que uno de los últimos equipos que llegó a tiempo fue el Atlético de Madrid, con un aval bancario y unas garantías.

–Años después estuvo en la Agencia Estatal Antidopaje.

–Hubo dos fases: crearla y ponerla en marcha, ya que había que llenarla de técnicos y funcionarios. Dependíamos del Consejo Superior de Deportes. Fue una etapa apasionante, pero la Agencia es un lugar que exige dedicación y prudencia. Hay que hablar poco y actuar solo con la legalidad: no hay que ir de estrella. Hay personas que hay que proteger. Hasta que no hay un positivo, no significa nada. Cuando se tiene responsabilidad hay que hablar poco.

–Ha conocido muchos deportistas, dígame uno.

–Me quedaría con Nadal e Indurain, cada uno con su personalidad. Son un ejemplo para los más pequeños.