Dos semanas después de proclamarse campeón en Japón, Max Verstappen volvió a subir a lo alto del podio en el Gran Premio de Estados Unidos de Fórmula 1, décimonovena cita del calendario. El piloto neerlandés se anotó su segundo triunfo consecutivo en el circuito de Austin y el décimo tercero del año, igualando el récord de victorias en una misma temporada que compartían Sebastian Vettel y Michael Schumacher. El 'Káiser' lo logró en 2004 con Ferrari y el piloto de Aston Martin lo consiguió en 2013 con Red Bull. Verstappen, con tres grandes premios por delante, puede pulverizar la marca.

Lewis Hamilton se mostró muy competitivo en uno de sus trazados favoritos, donde atesora seis victorias, y terminó segundo en el podio, que completó un motivadísimo Charles Leclerc, escalando desde la 12ª posición de la parrilla y apuntalando su ventaja frente a Sergio Pérez en el pulso por el subcampeonato.

En un día nefasto para los pilotos españoles, Carlos Sainz no llegó a completar ni la primera vuelta y Fernando Alonso protagonizó un escalofriante incidente con su futuro compañero en Aston Martin Lance Stroll. A pesar de ello, el asturiano salió bien librado y consiguió concluir la carrera en una increíble y muy meritoria séptima posición.

Duro golpe para Sainz

Lo peor que podía pasarle a Sainz arrancando desde la pole no era que Verstappen le ganase la posición en la salida, como ocurrió. El escenario más temible era otro abandono, el sexto de la temporada para el de Ferrari, que se consumó nada más empezar la carrera, cuando el Mercedes de George Russell le impactó por detrás y le dejó fuera de combate. El madrileño reportó un pinchazo y volvió al box, aunque una vez allí el equipo comprovó los daños del coche y optó por retirarle. Un durísimo golpe para la moral de Carlos después de uno de sus fines de semana más sólidos al volante del F1-75.

Verstappen, después de su inicio fulgurante, puso tierra de por medio con los dos Mercedes, mientras Pérez recuperó en pocos minutos las cinco posiciones que arrastraba por cambiar el motor de combustión interna de su Red Bull, ascendiendo hasta la cuarta posición. El mexicano, que se juega el subcampeonato con Leclerc, buscaba exprimir al máximo la diferencia con el piloto monegasco, que arrancó 12º en parrilla por una doble penalización y en su remontada se vio frenado oor los dos Aston Martin, en la séptima posición.

Las gradas de Austin, con un aspecto impresionante después de culminar un fin de semana de éxito, con 440.000 aficionados a lo largo del gran premio, disfrutaron de un gran espectáculo. De entrada se puso de manifiesto la superioridad del bicampeón Max Verstappen , que en apenas diez vueltas ya le sacaba casi 5 segundos de ventaja a Hamilton. El momento 'Hammer Time' que anunció Mercedes por radio tuvo un giro de teatro cuando Lewis paró a montar neumáticos duros, obligando a Verstappen a responder en la siguiente vuelta (14). Pero la estrategia tampoco dio resultado y Max siguió con su ritmo implacable.

'Vuelo' de Alonso

El safety car provocado por la salida de pista de Bottas a falta de 37 vueltas lo cambió todo y dio el plus de emoción a la carrera. Leclerc, con menor degradación de la que esperaban en Ferrari, tuvo parada gratis y se situó en posición de podio, con los favoritos reagrupados y los tres pilotos que le precedían, Verstappen, Hamilton y Pérez, con más vueltas en sus neumáticos. También Fernando Alonso, que de entrada había apostado por la goma dura en una estrategia diferente saliendo desde la 14ª plaza por sanción, se vio favorecido por el coche de seguridad, ascendiendo a la novena plaza provisional, que mejoró a la octava con un gran adelantamiento a Gasly.

Un incidente con Lance Stroll, que no calculó el margen con Alonso y dio un volantazo para protegerse, arruino la carrera del asturiano. Pudo ser más grave, ya que el asturiano salió literalmente 'volando', golpeando lateralmente contra el guardarrail, mientras que el coche del canadiense trompeaba en mitad de la pista sin que por fortuna nadie le impactara. El susto para ambos fue mayúsculo y los destrozos en sus respectivos monoplazas sembraron la pista de piezas, provocando otro coche de seguridad.

Error de Red Bull

Quedaban 30 vueltas por delante cuando se relanzó la carrera, con Hamilton presionando a Max y Leclerc esperando su oportunidad con 'Checo' con el DRS. En otro 'golpe de teatro' , Mercedes intentó un 'undercut' de Lewis y Red Bull falló en la parada de Verstappen, que perdió 11 segundos en boxes y la posición con Hamilton y también con Leclerc. Furioso, Max superó como un misil al monegasco y se fue a por Hamilton. "Max estamos todos juntos en esto y te queda carrera", le decía su ingeniero a modo de disculpa por uno de los pocos errores que ha cometido este año Red Bull en los pit stop. Tenía al británico a 3 segundos. Nada estaba perdido.

A cinco vueltas del final Verstappen lanzó un ataque demoledor, ante el que poco pudo hacer Hamilton, que acabó claudicando. El heptacampeón de Mercedes tuvo que conformarse con la segunda posición final, mientras Leclerc tuvo premio a su consistencia con un podio que no esperaba.

Mirada al cielo

El sábado, momentos antes de la clasificación, Max Verstappen se enteró del fallecimiento del fundador de Red Bull y propietario del equipo Dietrich Mateschitz. No pudo dedicarle la pole, que fue para Sainz, pero se bajó del coche decidido a ir a por todas el domingo para poder brindarle una victoria al empresario austríaco. No en vano, el hoy bicampeón del mundo es muy consciente de que si ahora saborea la gloria en la Fórmula 1 es gracias a que en su día, siendo aún adolescente, Mateschitz apostó por él.

 “Son noticias duras para todo el mundo. Lo que ha significado para Red Bull, para todo el deporte y para mí... todo lo que ha hecho por mí, por mi carrera y en general por mi vida... Sin él no estaría aquí", lamentó Max, que compartió el título de Japón con el dueño del equipo en la recta final de su enfermedad. “Por suerte, pude verle hace un par de semanas y pudimos pasar algo de tiempo juntos ", explicó emocionado el neerlandés. Antes de la carrera, en el minuto de silencio que le dedicó el paddock a Mateschitz, Verstappen miró al cielo con una promesa. “Va por ti, Didi”.