Supercopa de España

Xavi tendió una trampa a Ancelotti y retrató a Rüdiger y a Militao

Los tres goles del Barcelona llegaron en errores de los madridistas en la salida desde atrás

Lewandowski celebra su gol ante el Madrid en la final de la Supercopa.

Lewandowski celebra su gol ante el Madrid en la final de la Supercopa. / EFE

Fermín de la Calle

Decía Ancelotti que "ganar al Barcelona no pasa por la intensidad". Una vez más llevaba razón. En realidad el triunfo pasaba por una buena gestión en la salida de la pelota y leer bien el juego. Y sus hombres no supieron hacerlo. Algunos por impericia, como Rüdiger o Militao, y otros por agotamiento, como Modric. Y todos condenados, además, por el pobre planteamiento del italiano.

Al partido llegó Xavi con los deberes hechos. El Barça salió a apretar arriba con una inteligente presión selectiva. Aprovechando la baja de Alaba, el defensa madridista con más jerarquía en la salida de balón, los barcelonistas marcaron al hombre a Kroos, con Pedri, y Modric, con De Jong, flotando a Rüdiger y Militao, centrales de buen físico y mal pie. Jugadores que recuerdan a aquel Varane al que tanto daño hizo la presión del City de Guardiola en su día. Ancelotti, que se olió una encerrona, apostó por robustecer su mediocampo para desactivar esa presión inicial con cuatro centrocampistas: Modric, Kroos, Camavinga y Valverde. Además, los madridistas llegaban sin gasolina, lo que permitió a Gavi disponer de espacios siempre que se movió porque Modric no podía seguirle. 

Errores 'fabricados' en la pizarra de Xavi

A la media hora se produjo una jugada diseñada por Xavi en la pizarra. Rüdiger rifaba en la salida un pase comprometido que Busquets madrugó a Camavinga, la pelota llegó a Lewandowski y el polaco asistió a Gavi, que apareció a la espalda de Militao y clavó en la red su derechazo. El Madrid, por primera vez en mucho tiempo, leía mal un partido. 

El segundo gol llegó en otro error grosero, en este caso en la toma de decisiones, cuando Militao y Carvajal salieron a presionar una pelota al mediocampo con Rüdiger y Mendy diez metros por detrás de ellos. De Jong filtró un pase a la espalda de ambos, donde apareció Gavi, que atrajo al alemán antes de servir al medio para devolver la asistencia a Lewandowski, que marcó a placer el segundo. Y el tercer tanto nació en un nuevo fallo obsceno, un pelotazo rifado por Ceballos en horizontal que Gavi robó y terminó sirviendo al segundo palo, donde apareció Pedri para empujar a la red. 

El Barcelona eligió a quien darle la pelota para forzar sus errores y optimizarlos. Rüdiger y Militao quedan marcados, pero el principal señalado es un Carletto que no acertó de inicio con su propuesta de 'horizontalizar' el juego de salida y luego fue incapaz de corregirlo durante el encuentro. Xavi daba un baño a Ancelotti en el partido que terminó con un rondo azulgrana. Y Busquets, que sumaba su 31º título, lo ratificaba: "El plan nos ha salido muy bien al reforzar el mediocampo para lograr la superioridad. Sin balón nos hemos agrupado muy bien para que salieran por las bandas. El primer gol llegó en un robo y luego les hemos dejado casi sin oportunidades".

El técnico italiano no ponía paños calientes a la derrota y asumía los errores: "Tenemos que aprender de esta derrota porque hemos regalado los dos primeros goles. Sabíamos que el equipo no estaba a tope y teníamos algunas carencias. Pero el partido estaba igualado hasta que hemos vuelto a cometer errores en defensa. Toca aprender y seguir trabajando".

Unas "carencias" que han provocado que el Real Madrid se haya venido abajo física y mentalmente tras la vuelta de la competición después del Mundial. Los blancos ganaron al Valladolid sufriendo el 30 de diciembre y desde entonces han perdido con el Villarreal y el Barcelona, ganado en los penaltis al Valencia y superado por la mínima en Copa al Cacereño. Pintus tiene trabajo. Ancelotti tiene más aún.