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El deporte ovetense dice adiós al 2020

Seguir ganando en 2021, pero sin mascarilla: el brindis del deporte ovetense

“Por un 2021 sin virus y lleno de éxitos”, coinciden los deportistas carbayones

Por la izquierda, Alejandra Moro, Laura Álvarez, Alberto Zapico, Nacho Huerta, Adela Gil, Julia Bobes y Sául Blanco, en la plaza de la catedral de Oviedo. | Irma Collín

Entre Saúl Blanco y Lucía Bobes hay veinte años de diferencia. Cuando la joven jugadora del Club Voleibol Oviedo nació, en 2005, Saúl Blanco se daba a conocer ante toda España con un espectacular mate en el concurso que organizaba la Liga ACB.

Acababa de fichar por el Fuenlabrada y dejó a todo el mundo boquiabierto al pasarse el balón entre las piernas en pleno salto, para después machacar con fuerza el aro. Saúl, de 35 años, ha jugado por primera vez este 2020 como profesional en su ciudad en las filas del Liberbank Oviedo Baloncesto.

Lucía, de 15 años, ha ascendido con su equipo a Primera Nacional y acumulan ya 15 meses sin perder. A pesar de la diferencia de edad, les une su pasión por el deporte y el lugar en el que han nacido. LA NUEVA ESPAÑA reúne en la plaza de la Catedral a siete deportistas de Oviedo, presente y futuro de la ciudad, que representan a algunos de sus clubes más significativos y que tienen la fortuna de poder demostrar su talento sin tener que irse lejos de casa.

Saúl Blanco, por fin en Pumarín. El verano fue duro para el Liberbank Oviedo de Baloncesto, que vio como su presupuesto se reducía de forma drástica. Una situación que le obligó a exprimirse mucho la cabeza a la hora de formar una plantilla competitiva para la LEB Oro, categoría en la que cumple su octava temporada. Pero si había algo que en el club querían, un sueño al que no renunciaban, era el de contar con Saúl Blanco. El ovetense es el mejor jugador que ha dado nunca el baloncesto asturiano, un portento al que solo las lesiones han alejado de la ACB, en la que fue una estrella. El encuentro entre club y jugador por fin se dio este verano y las cosas están yendo bien. Blanco hace balance de un año que ha sido, sobre todo, “extraño”. “El 2020 lo empecé saliendo de una cirugía, una limpieza en la rodilla tras unas molestias que tuve la Navidad pasada, después hasta marzo todo fue bien, estuve jugando mucho en una Liga exigente (la Segunda francesa). El confinamiento me pilló en Francia con mi novia, allí también se paró la Liga y estuvimos mes y medio esperando a ver si se retomaba hasta que a principios de mayo se dejó la competición en blanco”.

De vuelta a España, a Asturias, vivió “un verano atípico, en familia y con mucha incertidumbre”. Cuando por fin llegó a un acuerdo con el OCB, empezaron de nuevo los problemas: “Desde que se puso en marcha el equipo tuvimos problemas con el visado de algún jugador, yo estuve tocado toda la pretemporada, otros compañeros también, luego vino lo de jugar sin público; es un año para poner en los libros, lleno de anécdotas y de cosas que no se habían visto y que esperemos no se vuelvan a ver”.

A pesar de todo, a nivel profesional, está satisfecho: “En Francia estaba jugando bien y aquí también estoy contento, tengo la confianza del entrenador y de los compañeros”. También está feliz en lo personal: “Me vino muy bien la experiencia en Francia y en unos momentos como estos también agradezco estar en casa”. Además, reconoce que tenía pendiente jugar en Asturias: “Quería defender los colores de mi ciudad, en Oviedo jugué en el Ecole donde un año me entrenó Jorge Álvarez, que ahora es mi segundo entrenador en el OCB; hace 21 años de eso, ha llovido mucho”.

En cuanto a los deseos que tiene para 2021, Blanco es bastante prudente: “Lo primero es la salud, que no haya lesiones y, por supuesto, que superemos este problema del covid. Por lo demás, que podamos seguir entrenando y jugando porque si nos dejan trabajar los resultados van a llegar”, asegura.

Nacho Huerta sigue persiguiendo el sueño. El Unión Financiera Balonmano Base Oviedo está empeñado en conseguir el ascenso a División de Honor Plata. Para ello ha formado un equipo muy competitivo, pero en el que también ha tratado de traerse a su gente. Lo hizo con Nacho Huerta, que cumple su cuarta temporada en el equipo en el que se formó, y este curso también con Maxi Cancio, otro ovetense ilustre.

Para Huerta “la ilusión es ascender”: “Este año es posible al menos llegar a la fase de ascenso, yo no iría más allá”, dice con prudencia. Como Blanco, Nacho Huerta también ha jugado en la élite de su deporte, en su caso en la Liga Asobal, y a pesar de todo dice que es cuando más está disfrutando: “Es la etapa en la que estoy jugando con más ilusión”: “Me apetecía volver y ahora me doy cuenta de que no me equivoqué; jugar en el Base es sentimiento puro, me crié en este club, estoy con amigos, medio familia, llevo 20 años de batallas con Caco (Heriberto Fernández, director deportivo del club) y Pepe Rionda (presidente), es como revivir la infancia”. Para 2021 pide “a nivel deportivo, el ascenso; y, a nivel personal, con que acabemos todos sanos me conformo”.

Alejandra Moro demuestra que de todo se sale. La central del Real Oviedo Femenino, de 19 años, está de vuelta al primer equipo tras superar un calvario. El año pasado lo pasó en el filial para volver a coger confianza tras haber encadenado dos lesiones graves de rodilla. Ahora está jugando y su equipo es líder del grupo Norte de Segunda. “Jugué tres años en el primer equipo y el año pasado en el filial para recuperarme de las dos roturas que tuve del ligamento cruzado de las rodillas”, explica. Ahora que se encuentra “perfecta”, dice que son “unas afortunadas”: “Podemos disfrutar de lo que nos gusta y no hemos tenido positivos por covid”. Hija del presidente del club, José Moro, reconoce que el tema de conversación suele girar en torno a su equipo y al Oviedo masculino, equipo del que es socia desde que tenía 15 días. Para ella vestir de azul es “un orgullo”: “Soy de Oviedo, toda mi familia es de Oviedo y es un honor representar a mi ciudad”. Al 2021 le pide subir: “Queremos el ascenso y me gustaría que el resto de Oviedo pueda disfrutar con el deporte”.

Alberto Zapico, un clásico del deporte ovetense. Internacional con la española de bádminton en la modalidad de dobles, Alberto Zapico, de 27 años, es un referente del Bádminton Oviedo, un club que acumula títulos. Para él, “el año ha sido malo en general, para el deporte y para todo, pero también sirve para darse cuenta de lo que realmente necesitas y te gusta”. Estudia Magisterio, da clases de bádminton, juega y sigue a “su” Real Oviedo. Para él, jugar en su ciudad es “importante”: “Es bonito, algo que siento, podía haber salido a otros clubes, pero me llena mucho estar en el club en el que empecé”. Para 2021 pide “salud y seguir disfrutando de mi pasión, el bádminton”. En lo deportivo, “llegar a una nueva final de Liga”.

Laura Álvarez pisa fuerte. A los 16 años, Laura Álvarez ya ha ganado una Copa Iberdrola de bádminton, deporte que practica desde los 8 años, y ha sido subcampeona de España. Reconoce estar orgullosa de representar a su ciudad: “Me gusta mucho llevar el nombre de Oviedo cuando salgo fuera y tener un club como este aquí me ayuda mucho a desarrollar mi carrera”. Pide “que el virus se acabe, que todo el mundo pueda desarrollar su deporte con normalidad, subir al equipo de División de Honor y conseguir una medalla en el campeonato de España”.

Adela Gil, una canterana modelo. A sus 16 años, la juvenil del Oviedo Balonmano Femenino ya ha debutado en un partido amistoso del primer equipo, que milita en División de Honor Plata: “Fue muy gratificante poder debutar”, señala. Reconoce que ha sido un año “raro” y que ha sobrellevado el confinamiento con días “mejores y peores”. Y desea“que todo este problema del coronavirus acabe, que todo vuelva a la normalidad y consigamos nuestros sueños”.

Julia Bobes, la más joven entre las más jóvenes. Tiene 15 años y juega en el Club Voleibol Oviedo, siendo la más joven del equipo más joven de Primera Nacional. Y, encima, son líderes destacadas y acumulan 15 meses sin perder. “Está siendo un año complicado, pero estamos consiguiendo mucho más de lo esperado”, reconoce. A 2021 le pide seguir la tendencia imparable que lleva su equipo: “Esperemos subir de nuevo de categoría”. Pero, por encima de todo, hacerlo todo “con alegría”.

El Real Oviedo no pudo unirse al brindis con los deportistas de la ciudad por los estrictos protocolos por el covid de la Liga. Aún así, el equipo de Ziganda es también un buen ejemplo de deportistas de la ciudad que han encontrado en casa un lugar en el que jugar. Los ovetenses Borja Sánchez, Riki, Lucas, Jimmy y Javi Mier forman parte del primer equipo azul, que milita en Segunda División.

Borja Sánchez, que se recupera en su domicilio tras ser contagiado por covid, aprovecha para felicitar el año a través de LA NUEVA ESPAÑA. “De este 2021 espero que nos traiga una estabilidad sanitaria mundial y que la vacuna haga su trabajo. A partir de ahí llegarán seguro un montón de cosas buenas para todos, con la diferencia de que las valoraremos más y mejor. Les deseo un año lleno de éxitos tanto en lo deportivo como en lo personal. Nunca dejéis de creer”, deseó Borja.

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