Para el segundo acto del partido suspendido 72 horas antes, cambió el escenario, pero no el desenlace, por lo que el Ceares se reafirma en el liderato y el Real Avilés, de momento, queda relegado por esa implacable realidad que, de vez en cuando, destroza tantos pronósticos.
Para afrontar los primeros minutos oficiales de su historia en el campo mirandino, los blanquiazules iban con sobrepeso de urgencias, por eso se hacía extraño que la esperada iniciativa local no tuviera más consistencia; de hecho, hasta el ecuador de la pugna, un par de acciones del cearista Carlos Madeira, una de las cuales acabó con el balón estrellado en el poste, rondaron el movimiento en el imaginario marcador de Santo Domingo.
Hubo que esperar al minuto 25 para que Edu Cruz, de chilena, abriera sensaciones para la posible remontada realavilesina, pero, lejos de practicar un juego combinativo, con velocidad y eficacia, el Real Avilés buscaba más la suerte de los balones bombeados, siempre contrarrestados por un Kike Martínez muy seguro.
Si a la firmeza de su arquero añadimos el ejercicio coral de que hizo gala la poblada retaguardia cearista –Pablo Busto, el técnico, no cambió un ápice lo planteado en el Suárez Puerta– puede decirse que el Ceares, dentro de lo que podría recelar, hasta tuvo una comparecencia cómoda en la matinal de Reyes.
En el Real Avilés se registró el debut del extremo Cedrick Mabwati, no hace mucho tiempo en el ranking de los diez jugadores más rápidos de África, por detrás de estrellas como Aubameyang, Gervinho, Mohamed Salah o Sadio Mané. El internacional congoleño lo intentó, pero, aparte de que llevaba más de dos años sin disputar un partido oficial, nunca pudo escapar del radar cearista.
Adiós a Mathe y Shadi
Por otra parte, el Avilés anunció ayer un acuerdo para rescindir a los jugadores Mathe y Shadi.
