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Ángel Fernández: “El triatlón precisa escuelas, pero la tarta está repartida”

“Los deportistas están deseando competir, solo necesitan criterios claros del Principado”

Ángel Fernández. | Mara Villamuza

Han pasado ya cuatro años y tres meses desde que aterrizase en la presidencia de la Federación de Triatlón del Principado de Asturias, un deporte para el que era un extraño. Ángel Fernández deja el cargo convencido de haber solucionado los dos problemas más graves del organismo, la deuda y el clima de división entre sus practicantes, y con el pálpito de que su sucesor, Antonio Rodríguez Virgili, podrá avanzar donde él no tuvo tanto éxito, en la mejora de las estructuras y el fomento de las categorías de base.

–¿Ha conseguido lo que se proponía cuando accedió a la presidencia?

–Cuando entramos nos encontramos dos situaciones muy complejas. Había mal clima en la federación, un enfrentamiento dentro de los colectivos que derivaba de una gestión que no había sido muy adecuada y había generado rencillas. Además, existía una deuda importante, superior a los 14.000 euros. Había que recuperar ambas cosas y en ese sentido me doy por muy satisfecho. Vamos a entregar la federación al próximo equipo con superávit, ya no hay deudas con la federación ni los proveedores. El resto de objetivos, que era conseguir una federación con una base más potente, mejor estructura... no se ha cumplido todo lo que yo quisiera. Es uno de los motivos por los que no voy a presentarme, viene alguien que sé que puede mejorar estas cosas.

–¿Cuál cree que es la principal asignatura pendiente del triatlón?

–La federación necesita un crecimiento sobre la base, es un deporte donde tenemos cada vez más licencias en veteranos. Hay que poner en marcha escuelas y trabajar con los niños. Yo creo que puede ser un deporte muy atractivo para ellos, pero no hemos podido dedicar una inversión a ello, la hemos dedicado a recuperar la federación. Ese es el gran debe.

–¿Tan difícil es?

–Es complicado por la idiosincrasia del triatlón, formado por grupos de amigos en muchos casos. Es verdad que el Triatlón Oviedo está trabajando muy bien, por ejemplo, pero es necesario implantarse en Gijón y Avilés. Y aprovecho para meter una puya a las instituciones, porque para que se pueda hacer eso se necesita ayuda, y en algunos casos hemos percibido que la tarta deportiva ya está repartida. Por ejemplo, el triatlón requiere entrenamientos en piscina, y nos dicen “si te dejo las horas de piscina se las tengo que quitar a alguien”. Pasa también con algunos clubes potentes que son una gran cantera de triatletas, pero que nos miran como competencia porque temen que les quitemos deportistas.

–¿Cúal es la situación del triatlón en medio de la pandemia?

–Hay una cosa que juega a nuestro favor, que la gente está loca por competir. Con todas las limitaciones, hicimos un campeonato de Asturias en octubre y hubo una gran respuesta, que seguirá en el momento en que las autoridades marquen unos criterios claros para entrenar y para competir bajo protocolos y con restricción, cuando los ayuntamientos sientan que se pueden organizar pruebas. Además, en esta situación la gente ha visto también el valor de la licencia federativa. Es cierto que conlleva un seguro, pero hasta que no tienes un accidente no ves su utilidad, los deportistas sacaban la licencia de día para competir. Pero cuando han visto que una licencia te permite poder entrenar e incluso moverse de municipio para participar en alguna actividad deportiva... había un temor general a una caída brutal de las licencias, y no ha sido así, se ha compensado una cosa con la otra.

–Entiendo que no le gusta la gestión del deporte que ha hecho el Principado en la emergencia sanitaria.

–El Principado sigue sin evaluar el riesgo en el deporte con las herramientas concretas que hay para ello, como hacen en otras partes. Al final, tenemos que andar con papeles y todo queda en manos del guardia que realiza el control. Pero el deportista echa de menos horrores competir, siempre con las medidas claras, por duras que sean.

–¿Cómo va el relevo?

–Tenemos asamblea el jueves, y estamos negociando para hacerla virtual, porque al final participan cuarenta personas. Se tratará de una asamblea muy sencilla, ya que solamente hay un candidato, Antonio Virgili. Contando con el plazo de reclamaciones, calculo que habrá nuevo presidente antes de final de mes. De todas formas, estamos intentando adelantar el traspaso de poderes para poner en marcha las licencias y demás. Este año hay mucha incertidumbre porque no se sabe qué competiciones se podrán hacer, pero nosotros hemos hecho los deberes y las previstas están notificadas a la DGT y habladas con los ayuntamientos.

–¿Qué sensación le queda? ¿Repetiría una aventura así?

–Sobre todo tengo un agradecimiento hacia el trabajo de mi equipo, especialmente Nacho Díaz, como director técnico; Iván Marcos, como encargado de competiciones; Ramón Santurio, responsable de oficiales, e Iciar Suárez. Y, por supuesto, a todos los miembros de la junta directiva. Jamás se me había ocurrido presentarme a la federación de triatlón, pero me liaron unos amigos. No te digo que no me puedan liar en otra.

–¿Pinta algo Asturias en este deporte en expansión?

–Los índices de crecimiento de las licencias en los últimos cuatro años son de un 30 por ciento anual, aunque es verdad que en Asturias es mucho menor. Pero también crece y puede generar deportistas de élite, como Paula Herrero. Este año las selecciones asturianas han tenido resultados importantes. Y Asturias ha tenido la suerte de tener alguien como Jorge García, uno de los popes internacionales del triatlón, uno de los grandes responsables de que este deporte siga evolucionando.

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