El Liberbank Oviedo supo hacer de un partido intrascendente ante el Tizona Burgos, al que ganó con claridad, un buen ejercicio de puesta a punto antes de las duras batallas que tendrá a continuación. Lo de ayer fue un ensayo, en el que debutaron Gonzalo Huerta y Massine Fall, un jugador del filial y el pívot que los carbayones ficharon procedente del Ourense, que debe dejarles algunas lecciones de lo que se requiere para ganar un partido en esta categoría, más aún cuando vengan los peces gordos: el Leyma Coruña el próximo sábado (18 horas) en Pumarín será el primero de ellos y con él se cerrará la primera fase.

El que no pudo estar para jugar sus primeros minutos de la temporada fue Alonso Meana, al que no le llegó a tiempo el tránsfer y no se le pudo inscribir. Una lástima porque el de ayer era el partido indicado para sumar sus primeros minutos tras un tiempo sin poder competir.

La puesta en escena del equipo de Natxo Lezkano fue sencillamente horrible y dejó la primera lección con la que el OCB debe quedarse tras este partido: sin intensidad defensiva no hay ritmo en ataque y sin eso este equipo no tiene opciones de ganar a nadie. El quinteto inicial, con Frey, Brown, Oluyitan, Martí y Arteaga, fue enviado al banquillo en pleno por Lezkano después de que en poco más de tres minutos Burgos les endosara un 13-4 sin tener que esforzarse mucho.

Entendieron bien el mensaje los cinco sustitutos, Speight, Ferreiro, Bartolomé, Norelia y Kabasele, que cambiaron totalmente el dibujo del encuentro y mostraron por qué un equipo jugará por el ascenso, el OCB, y otro por evitar el descenso, el Burgos, cuando acabe la primera fase de la temporada. Subieron el tono físico y las cosas empezaron a fluir. En menos de tres minutos habían endosado a Burgos un parcial de 0-10 que le daba la vuelta al marcador (13-14) y obligaba al entrenador local a parar el partido. El resto de la primera mitad fue un toma y daca en el que el OCB jugó a rachas y en el que el Burgos, que tampoco se jugaba nada en el envite, supo mantenerse enganchado al partido.

Todo cambió en el segundo tiempo, cuando Norelia y Speight, quizás los dos jugadores que marcan más la diferencia en el OCB, empezaron a desplegar sus habilidades. Norelia es pura energía, un dolor de cabeza debajo del aro y un jugador con muchos recursos al que solo le falta algo de finura a veces para meter canastas que tiene prácticamente hechas.

Lo de Speight ya son palabras mayores. Cada partido que pasa va siendo más evidente que se trata de uno de los mejores bases que hay en la categoría, con una lectura de juego fantástica y con una enorme capacidad para anotar. Uno de esos jugadores que sabe lo que necesita su equipo en cada momento, puntos cuando no hay fluidez en ataque o mover el balón si el equipo está encontrando soluciones ofensivas.

Al último cuarto se llegó con diez puntos de ventaja (49-59) del OCB y con la sensación de que solo necesitó pisar un poco el acelerador para dominar a su rival. La exhibición continuó en los primeros minutos del último parcial, con Norelia haciendo lo que quería y casi todo el mundo sumándose a la fiesta, incluidos Martí y Bartolomé, que rindieron a gran nivel. La renta llegó a ser de 20 puntos (57-77) tras una canasta de Kabasele a 3:18 del final. A partir de ahí, los de Lezkano se dejaron ir un poco y el Burgos pudo maquillar el marcador ya sin nada en juego.

El ensayo, en el que no pudo estar Saúl Blanco, con molestias físicas, debe servir al conjunto asturiano para saber que a partir de ahora necesita que los buenos minutos de ayer sean la tónica habitual si quiere seguir siendo la revelación de la temporada y un equipo incómodo para cualquier rival.