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Ciclismo

Así era Fran Granda, el padre del ciclismo astur: "Chaval, tú vas a ser profesional"

El histórico mecánico fallecido fue querido por su apoyo a los jóvenes: “Siempre estaba dispuesto a ayudar”

Fran Granda en una reciente salida en el Alto del Cordal.

Luis era solo un chavalín de Cangas de Narcea que años después se convertiría en un gran ciclista. Tenía unos 14 años y aquella tarde se movía con timidez por Oviedo. Con timidez y con cierta inquietud. Había nervios y era normal. Tenía un pequeño problema en su nueva bicicleta que requería de un buen mecánico. “Vete a éste de Oviedo, es el mejor”. Y allí fue, con la bici en ristre y en autobús. El taller estaba por aquel entonces en La Tenderina. Luis no conocía a nadie. Encontró el establecimiento, entró lo más sigiloso posible y se topó de bruces con el mecánico.

–Mire, es que tengo un problema y quería a ver si tiene tiempo para repararme la bici...

–Sí, home, sí. Para mañana la tienes. Déjala por aquí y...

–Es que el último bus para Cangas me sale a las ocho…

–¿A Cangas de Narcea? ¿Vienes desde Cangas hasta Oviedo para arreglar la bici? ¡Parad todo lo que estéis haciendo y poneros con lo de este chaval!

–¿Cómo te llamas?

–Luis Pasamontes.

–Pasamontes, tú vas a llegar a profesional. Acordaros todos de este chaval. Con las ganas que le echa triunfará en el ciclismo.

Granda con Samuel Sánchez

La premonición fue una de las muchas que acertó Fran Granda, el conocido mecánico asturiano fallecido hace días a los 66 años de edad tras una larga enfermedad. Su muerte ha supuesto un duro golpe para el ciclismo de la región. Granda fue una especie de padre y consejero para numerosos amantes de la bicicleta y para ciclistas que llegarían a lo más alto siguiendo sus consejos. Siempre estaba dispuesto a ayudarles e hizo incontables arreglos gratis aquel que lo necesitase. “Págame cuando puedas”, era su clásica frase en su negocio, Ciclos Fran, que sigue funcionando. Su relación con Luis Pasamontes es una más de las que hizo en el ciclismo: comenzaban de casualidad y se mantenían para siempre. “El ciclismo asturiano le debe la vida a Fran”, recuerda Pasamontes, al que todavía se le quiebra la voz al recordar alguna de las anécdotas con el histórico mecánico.

“Muchas veces mandaba a uno de sus empleados a la estación de bus para recoger mi bici y que yo no perdiese tiempo”, rememora el exciclista. Granda tuvo una regla principal en su vida: la bicicleta lo es todo y como tal hay que cuidarla. Dio todo hasta el final y sus problemas de cadera no chocaron en su entrega diaria. “Fran fue sin duda una de las personas más importantes en mi carrera y nunca le hubiese podido agradecer todo lo que hizo por mí. Que alguien, sin conocerte de nada, apueste por ti y se ocupe de tus problemas es digno de reseñar”, dice el ciclista, que todavía se acuerda cuando le llevo la bici a Granda para otro arreglo y le pidió que le recomendase un restaurante barato para comer un poco de pasta antes de entrenar. El mecánico lo mandó a paseo.

Granda con Luis Pasamontes

–No gastes nada, vienes a mi casa y te damos unos espaguetis. Cuando tengas un sueldo, ya pagarás.

El exciclista ovetense Samuel Sánchez, oro en Pekín 2008, pasó incontables tardes en el taller de Granda. “Le debo muchos de los conocimientos que tengo sobre el ciclismo. Infundió el amor por la bici a muchos de nosotros y nos inculcó valores. Para mí era como un padre y yo siempre fui su ojito derecho”, recuerda Sánchez, que detalla cómo era Granda en su día a día como mecánico. “Siempre decía que había que tener todos los detalles preparados y minimizar los errores.

Revisaba la cadena y las cubiertas constantemente. Siempre estaba dispuesto a ayudar”, explica el exciclista. Y era verdad. Porque cuando se necesitaba un arreglo in extremis ahí estaba Granda. Recordada es su ayuda al ciclista fallecido Xavier Tondo en un Trofeo memorial Avelino Camacho hace décadas en Lugo de Llanera. A Tondo se le estropeó la bicicleta y Granda se la arregló gratis. Desde ese momento forjaron una buena relación.

La familia de Granda todavía se recupera de duro golpe, pero saca fuerzas para recordar a la figura del mecánico. “Mi padre era un enamorado del ciclismo, fue su vida y no tenemos palabras para agradecer todas las muestras de cariño que hemos recibido”, dice Francisco Granda “Francis”, el hijo de Fran Granda y encargado actual de Ciclos Fran desde la jubilación de su padre. “Nos enseñó valores de la vida siempre con el ciclismo como ejemplo”, explica sobre el emblemático mecánico, que aprendió el oficio en los Garajes Laguna y trabajó en el equipo Clas junto al “Tarangu”. En 1996 montó su propio negocio. En el ciclismo también le recuerdan como un pionero por montar el coche neutro para atender a los ciclistas. Le recuerdan por eso, pero sobre todo por ser una buena persona y estar siempre dispuesto a ayudar a cualquier chaval que entrase en su taller con una bicicleta.

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